SAN DIEGO.En un cementerio en medio del desierto del Valle Imperial, en California (EU), descansan los restos de cientos de inmigrantes que perecieron en su intento por cumplir el sueño americano, muchos de ellos sin lograr ser identificados.

 

En la parte posterior del panteón Terrace Park de Holtville, ubicado unos 30 kilómetros al norte de la frontera con México, se extiende un amplio terreno en el que se disponen hileras de ladrillos, algunos de ellos junto a una flor o una pequeña cruz de madera, debajo de los cuales yacen unos 500 cuerpos de indocumentados.

 

“Aquí es donde terminan muchos de los sueños de los inmigrantes, ellos nunca esperaron morir cuando cruzaron la frontera y ahora sus familias nunca van a saber qué pasó”, dijo a Efe Enrique Morones, fundador y director del grupo Ángeles de la Frontera.

 

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En cada uno de estos ladrillos y cruces se leen mensajes como “No olvidado”, “Sueña”, “No están solos”, “Dios vive” o “En nuestro corazón”, escritos por activistas o miembros de la comunidad inmigrante local.

 

La mayoría de estas anónimas lápidas llevan inscrita la denominación “John Doe” o “Jane Doe”, tal como se indica en EU que la identidad del cuerpo es desconocida, si bien se puede observar que apenas un pequeño grupo lleva un apellido.

 

Se estima que de los 500 indocumentados que alberga este cementerio apenas un 10 o 15 % han logrado ser identificados por algún familiar.

 

Calificada por los activistas del sur de California como “la fosa más grande de las Américas”, a este lugar llegan cientos de inmigrantes que murieron tras estar expuestos a altas temperaturas o ahogados en el Canal Todo Americano, que en sus más de 80 millas de longitud lleva agua desde el río Colorado hasta el Valle Imperial.

 

Para Morones, quien visita este cementerio desde hace más de una década, el sitio refleja “la realidad del tema migratorio”, en especial ahora que se encuentra en el centro del debate electoral, de cara a los comicios presidenciales del próximo noviembre.

 

 

“A algunas personas les gusta promoverse y pedir que se hagan más muros. No saben que hay consecuencias a esas palabras, suben los crímenes de odio, se motiva la gente a crear más muros”, lamentó, en referencia al candidato republicano Donald Trump.

 

Este “panteón de los no olvidados”, como lo llama el activista, surgió tras el Operativo Guardián implementado en 1994 por el Gobierno estadounidense para desalentar el cruce de indocumentados por la frontera de California, mediante un cerco compuesto por una barda triple con luces de alta potencia y equipo militar para visión nocturna, entre otras medidas.

 

Aunque se desconoce cuántas vidas se han perdido desde la puesta en marcha de este operativo, que ha forzado a los indocumentados a cruzar la frontera por el desierto o el mar, el grupo Ángeles de la Frontera baraja la cifra de unas 10.000 muertes.

 

“Cada verano mueren más personas debido al Operativo Guardián que en toda la historia del Muro de Berlín”, denunció el activista.

 

Desde hace seis años, este cementerio ha dejado de recibir cuerpos de inmigrantes y ahora los restos no identificados son cremados y arrojados al mar, con lo que casi desvanecen las posibilidades de identificar los cuerpos y, si es el caso, comunicarse con los familiares de los inmigrantes fallecidos.

 

Morones y su grupo quieren colaborar con instituciones como el consulado local mexicano, para que se tomen muestras de ADN que puedan ser comparadas en México y de esta manera identificar algunos de los cuerpos que descansan en el lugar.

 

“Si se puede identificar a una de estas personas, vale la pena”, manifestó el activista.

 

 

Esta semana, el grupo Ángeles de la Frontera acudió nuevamente al sitio para colocar cruces y orar frente a los ladrillos, debajo de cada uno de los cuales hay “por lo menos una persona”, según señaló Morones.

 

En esta ocasión lo hizo con un grupo de 19 estudiantes de secundaria de la escuela Tlatelolco Centro de Estudios, quienes viajaron desde Denver, Colorado.

 

La Oficina del Médico Forense en San Diego, que recibe cuerpos sin identificar de personas fallecidas en rutas utilizadas por indocumentados, lanzó este año una campaña dirigida a familiares de inmigrantes desaparecidos poco después de cruzar la frontera para tratar de identificar con pruebas de ADN la identidad de los cadáveres.

 

El Sistema Nacional de Personas Desaparecidas y No Identificados (NamUS) tiene registro de 2.321 personas sin identificar en California de las cuales, cerca de 500 son de ascendencia latina. | JMS