¿Hace cuánto que no te permites soltar el control? ¿Te lo has permitido alguna vez? ¿A que me refiero con esto? Sólo a dejar que la vida sea, sin empujar, sin provocar, sin forzar o hacer que las cosas encajen en un lugar específico y con una idea fija de que tiene que ser de tal o cual forma, de que si no es así, no sirve. A ese tipo de control me refiero, al que nos hace creer que estamos en un lugar seguro, pero que en la realidad cualquier cosa puede pasar; es más bien como una ilusión.

 

Darnos chance de permitir que la vida sea, relajar el cuerpo y la mente, alejarnos de la tensión del deber ser o del tener que ser… eso es soltar el control. Sólo percibiendo y dándonos cuenta de lo que sucede dentro de nosotros con lo que sucede afuera, sin sentir la necesidad de cambiar nada; sólo siendo un observador, evitando el conflicto y la presión que ejerce el hecho de arreglar o acomodar todo según nuestra idea de mundo ideal, sólo aceptando plenamente lo que es, sin más, poniendo nuestra mente y cuerpo en estado de relajación y observante, sin tomar mayor decisión que sólo estar así.

 

Como cuando te tiras en el pasto y únicamente observas cómo se mueven las nubes. Te das cuenta de las formas y los cambios que hay en ellas, pero no haces nada al respecto, porque de hecho no puedes; pero aun así ahí estas, observando y disfrutando. Percibes el aire en tu cuerpo, en tu cara. Así nada más. Sientes el pasto tocando tu piel y todo tu cuerpo tirado, descansando en la tierra, entregado a ella, nutriéndote de ese estar ahí en contacto con la naturaleza, con el mundo que te rodea, disfrutando del momento, que es solo tuyo en presencia consciente. Esto es un regalo que te puedes dar a ti mismo.

 

 

PAG-18-columna-control-2

 

 

Si nunca te has dado la oportunidad de hacer esto, de sólo dejar que la vida sea, pruébalo. Salir de la tensión del día a día por vivir en una ciudad tan complicada como la de México, es una necesidad saludable para nuestra mente y cuerpo; alejarnos de la tensión y el estrés es posible si ponemos nuestra intención en ello y nos desconectamos del control y del querer que las cosas sean como pensamos que deben ser, dejando que cada quien haga su vida y decida su vida, sin imponer, sin empujar.

 

Esta forma de transformarnos a ser observadores y espectadores de vez en cuando es un ejercicio que nos ayuda poco a poco a quitarnos una gran carga de encima, ya que podemos experimentar la vida desde un lugar más ligero, más suave, sin tanta tensión. Darnos el permiso de practicarlo de vez en cuando, aunque sea, nos ayuda a darnos cuenta de que se puede vivir la vida también desde otro lugar, sin tanto estrés, sin tanto control. Te invito a que lo pruebes y lo practiques; es un antídoto contra las enfermedades generadas por el estrés constante.