El 1 de agosto de 1966 un infante de Marina y estudiante de ingeniería de UT-Austin, Charles Whitman, de 25 años de edad, subió a la torre de la universidad y, tras matar a tres personas, comenzó a disparar desde el edificio hacia al campus, matando en total a 14 personas en los terrenos de la institución. Antes, Whitman había asesinado a su madre y a su esposa a puñaladas, e hirió a otras 32 personas en el campus. La masacre en la Universidad fue el primer tiroteo masivo en una universidad estadounidense, pero no el último.
Hoy en el 50 aniversario del día más triste de la historia de la Universidad, irónicamente, los estudiantes de la Universidad de Texas, podrán llevar armas a clase junto con sus computadoras o libretas de apuntes.
La norma a la que mayor parte de la comunidad universitaria se oponen, fue aprobada hace unos meses en las dos cámaras legislativas de Texas, controladas por los republicanos, dentro de un paquete de medidas desreguladoras que también incluyen el libre porte de armas en la vía pública.
La Universidad de Texas, una de las más grandes -50 mil estudiantes- y prestigiosas del país, está obligada a implementar la norma, mientras que las instituciones privadas pueden elegir si hacerlo o no, y en su mayoría ya lo han rechazado.