Los bajos índices de lactancia materna en los primeros seis meses de vida le cuestan al país dos mil 400 millones de dólares en materia de salud al año, aseguraron organizaciones de la sociedad civil.
“Si México siguiera las recomendaciones del alojamiento conjunto de lactancia materna podríamos ahorrarnos más de dos mil 400 millones de dólares en un año, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Salud Pública”, aseguró Julieta Ponce, directora del Centro de Orientación Alimentaria.
Explicó que este ahorro vendría de los beneficios preventivos en salud que trae el consumo de leche materna entre los recién nacidos para evitar la atención de problemas asociados a la falta de amamantamiento tales como otitis media, gastroenteritis y enfermedades crónicas no trasmisibles.
La especialista en nutrición explicó que pese a estos beneficios y a que hay compromisos internacionales para impulsar la lactancia materna, el protocolo hospitalario para que la madre dé leche a su hijo en la primera hora después del alumbramiento, queda sin aplicación.
Por eso, a nombre de las ONG, llamó a que en verdad se apliquen políticas públicas para fomentar esta práctica que es natural y beneficiosa para los recién nacidos, pues refirieron que el porcentaje de lactancia materna exclusiva entre menores de seis meses bajó en 6 años de 22.3% a 14.4% en zonas urbanas mientras que, en áreas rurales, la caída de lactancia materna exclusiva en menores de seis meses durante el mismo periodo disminuyó de 36.9% a 18.5%, con base en datos oficiales de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición.
“Son tres características las de la lactancia materna: inmediata; es decir, durante la primera hora después de nacer; exclusiva en los seis meses y continuada con una alimentación complementada durante los dos años”, explicó Ponce.
De acuerdo a un estudio de las etiquetas de nueve fórmulas para lactantes se encontró que el porcentaje de azúcar fue del 28% al 54%, en promedio de 41%, lo que contraviene la NOM 043 que recomienda no dar azúcares a estos niños.
De no seguir estos pasos, se cae en el riego de que a los niños se les alimente con fórmulas lácteas, las cuales son dañino para la salud, según Alejandro Calvillo, director del El Poder del Consumidor.
Calvillo explicó que con estas fórmulas se “educa” al paladar de los bebés para sólo ingerir comida dulce, lo cual es el primer paso a la obesidad y todas las enfermedades relacionadas.