BRASILIA. El Senado de Brasil ha decidido este miércoles seguir adelante con el proceso de ‘impeachment’ contra la presidenta suspendida, Dilma Rousseff, a quien enviará a un juicio político por presuntas irregularidades contables a fines de este mismo mes.
Tras aprobarse la semana pasada con una holgada mayoría -14 votos a favor y cinco en contra- en la comisión especial para el juicio político de Rousseff, el pleno del Senado aprobó en una sesión que se extendió por 17 horas este miércoles, el informe que recomienda destituirla y continuar con el proceso, por 59 votos a favor y 21 en contra.
Esa decisión llevará a una última sesión, que será convocada para fines de este mes, en la que Rousseff será despojada de su mandato si así lo decide una mayoría calificada de 54 votos, que representan dos tercios del pleno del Senado y que sus adversarios probaron hoy que ya tienen prácticamente consolidada.
Para seguir el proceso por las acusaciones de graves irregularidades fiscales que se imputa a Rousseff se necesitaba que una mayoría simple diera el visto bueno, es decir al menos 41 de los 81 legisladores. Y ocurrió como lo esperaba el actual gobierno.
El veredicto de la cámara alta será enviado ahora al Tribunal Supremo Federal (TSF) para que fije la fecha del juicio político, que se celebrará en el Senado, que desde ya ha calculado que la sesión durará entre tres y cinco días, ya que en esa fase definitiva volverán a ser escuchados testigos de la defensa y de la parte acusadora.
Estará dirigido por el presidente del TSF, Ricardo Lewandowski, quien ya ha sugerido el 25 de agosto.
Si Rousseff fuera destituida, el mandato que vence el 1 de enero de 2019 será completado por Michel Temer, quien hasta el 12 de mayo pasado ocupaba la Vicepresidencia y la sustituye en forma interina desde esa fecha, cuando se instauró el proceso y fue suspendida de sus funciones.
Pese a que la Corte Suprema había previsto que la sesión, que comenzó el martes y concluyó entrada la madrugada del miércoles, duraría al menos unas veinte horas, el trámite se abrevió gracias a un acuerdo con parlamentarios que aceptaron renunciar a su derecho de palabra.
De esa manera, el presidente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, se pronunció en nombre de los otros diez senadores de esa formación para declarar su apoyo al proceso.
Neves, derrotado por Rousseff en las elecciones presidenciales de 2014 por apenas tres puntos porcentuales, afirmó que el proceso ha demostrado la veracidad de la denuncia sobre la “irresponsabilidad” de la mandataria en aquella campaña.
“El país constata ahora lo que dijimos en 2014”, pero también “quiere que aquellos que cometieron crímenes respondan por ello”, así se trate de “la presidenta de la República, que no puede estar por encima de la ley”, declaró.
Rousseff, según dijeron a Efe fuentes de su entorno, acompañó la sesión por televisión desde el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial de la Presidencia que aún ocupa y que ha convertido en el “fortín de la resistencia al golpe”, como califica el proceso.
Durante toda la jornada que el Senado dedicó a la votación del informe que recomienda su destitución, Rousseff solamente rompió el silencio a través de las redes sociales, en las que agradeció la “solidaridad” del senador estadounidense Bernie Sanders.
Obrigada, @BernieSanders! Dilma agradece solidariedade do senador democrata norte-americano: https://t.co/jtPVdAouaA
— Dilma Rousseff (@dilmabr) 9 de agosto de 2016
Sanders, que fue rival de Hillary Clinton en las primarias del Partido Demócrata en Estados Unidos, afirmó hoy en un comunicado que está “profundamente preocupado por los esfuerzos para alejar del poder a la presidenta elegida democráticamente”.
También sostuvo que “el intento de alejar del poder” a Rousseff “no es un juicio legal, sino político” y que “Estados Unidos no puede quedarse en silencio mientras las instituciones democráticas de uno de nuestros aliados más importantes son socavadas”.