RÍO DE JANEIRO. Un miembro de la Fuerza Nacional de Seguridad murió luego de que acompañado por otros os policías fueran atacados el miércoles cuando patrullaban una de las favelas de Río de Janeiro, en el marco de las acciones de seguridad de los Juegos Olímpicos de 2016, según anunciaron hoy fuentes oficiales.
“Michel Temer (el presidente interino de Brasil) decretará luto oficial por la muerte de nuestro héroe. Honra y dignidad a nuestros policías”, publicó el ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, en su perfil de la red social Twitter.
El agente, identificado como Helio Vieira, de 35 años, había llegado a Río de Janeiro para integrar durante los Juegos Olímpicos, que finalizarán el 21 de agosto, la Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo de elite de la Policía en Brasil, proveniente de la Policía Militarizada del norteño y amazónico estado de Roraima.
Después del ataque, que ocurrió cuando los policías entraron por engaño a la favela Vila do João, en el llamado Complexo da Maré y controlada por narcotraficantes, tropas de la Fuerza Nacional de Seguridad cercaron este jueves dos favelas de Río de Janeiro.
Otro de los policías tiroteados sigue hospitalizado y el tercero salió ileso.
La Fuerza Nacional de Seguridad puso en ejecución una aparatosa operación para capturar a los narcotraficantes que atacaron a los patrulleros.
En la operación de búsqueda de los pistoleros también participan soldados del Ejército, agentes de la Policía Federal y miembros de las fuerzas de elite de la Policía de Río de Janeiro.
El Complexo de Mare era considerado como el último gran bastión del narcotráfico en Río de Janeiro hasta abril pasado, cuando fue ocupado por 1.200 policías, apoyados por blindados militares.
Pero algunos grupos de narcotraficantes aún actúan en la región, considerada clave para la seguridad en los Juegos Olímpicos debido a que es atravesada por la vía que comunica el aeropuerto con la mayoría de las instalaciones olímpicas.
La inseguridad ha generado preocupación entre los periodistas internacionales que cubren los Juegos Olímpicos especialmente desde que un autobús de la organización que transportaba a doce comunicadores fue atacado al parecer por pedradas, aunque algunos de los testigos insisten en haber escuchado tiros.
Tanto en la sala de prensa del Parque Olímpico de Deodoro, una región próxima a favelas en las que actúan narcotraficantes, como en las caballerizas para los animales de los concursos de hípica han sido encontradas balas de armas de grueso calibre.
También el escuadrón antiterrorismo de la Policía Federal ha detonado varios objetos sospechosos de bomba, pero en ninguno se comprobó la presencia de artefactos explosivos, el último de ellos en la cancha en la que se disputaría el partido de baloncesto masculino entre Nigeria y España que tuvo que ser atrasado.