¿Alguna vez te has propuesto a hacer un plan de vida? ¿Es decir, reflexionar y poner en claro qué quieres para ti, qué quieres para tu futuro, a mediano o largo plazo? ¿Saber cuáles serían tus metas personales a cubrir? ¿Pensar cómo te sentirías más realizado, más completo, más feliz? Hacer un plan de vida implica una reflexión profunda que tal vez nos lleve a hacer un replanteamiento de nuestras metas personales, redefinir lo que realmente queremos y así enfocar nuestros pasos de manera más clara y segura. Sin embargo, es un hecho que cada persona tiene necesidades distintas, y de eso dependerá lo que cada quien espere y quiera lograr. Lo ideal es que nuestras metas sean auténticas y éstas no siempre tienen que ver con ser rico o famoso o tener la mejor casa… o tal vez sí. Depende qué sea lo importante para ti.
Lo que se propone en esta ocasión para hacer este plan de vida es enfocarnos en objetivos que llenen de significado nuestra existencia, donde podamos tal vez encontrar aquello que nos llene el corazón, que nos haga sentir plenos y orgullosos de ser lo que somos y hacer lo que hacemos.
En general, hacer un plan de vida nos ayuda a enfocar más claramente la dirección que deseamos que nuestra vida tome, así como hacer elecciones para ir por aquello que queremos. Elegir el camino para lograrlo puede que no sea tan sencillo, ya que tal vez sea necesario eliminar algunas formas de vivir que ya no son las adecuadas para este nuevo plan, así como promover algunas otras acciones que nos proyecten para el logro de nuestros nuevos objetivos, quitándonos obstáculos y aprovechando más eficientemente el tiempo y los recursos con los que contamos para ir por lo que queremos.
Siempre es importante, como primer paso, ponernos metas claras, que sean razonables y realizables, exigiéndonos tal vez un poco más allá para realizar nuestros sueños. Otro punto importante de tomar en cuenta es evaluar si hemos hecho algo hasta ahora que aporte algo positivo hacia el logro de nuestro plan de vida. Si existe hay que seguir haciéndolo, también poner en claro aquello que no ha servido positivamente o ha ido, incluso, en contra de lo que deseamos para eliminarlo. Poder darnos cuenta de esto es un paso importante, que demuestra madurez y que nos va a ayudar a perseguir nuestros sueños, evitando que nosotros mismos nos metamos el pie para lograrlo.
Hacer una evaluación de nuestras habilidades naturales y de aquellas que necesitamos desarrollar para lograrlo también forma parte del planteamiento del plan, así como detectar los obstáculos que nos impiden llegar a nuestros fines. Tal vez no sea para ti un proceso sencillo para poner en claro, pero se puede hacer con un poco de dedicación y tiempo.
En lo personal, hacer mi plan de vida me ha ayudado a dirigir mis pasos, y he aprendido a lo largo del camino que, eventualmente, puedo hacer rectificaciones a mis propuestas y metas personales, porque me he dado cuenta que ser flexible me ayuda más que la rigidez y el control para lograr lo que quiero. Los resultados que he venido obteniendo al caminar con un plan general en mente han permitido que me sienta satisfecha y plena en muchas ocasiones, aún cuando para llegar a ello a veces haya sido difícil y trabajoso; sin embargo, puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que siempre ha valido la pena.