Simone Biles ganó una medalla más, tercera al hilo en los Juegos Olímpicos de Río 2016, en donde con un salto casi perfecto cautivó la Arena Olímpica y de paso confirmó por qué es la reina de la gimnasia artística de la actualidad.
A sus 19 años de edad, Biles, quien tuvo que pasar una infancia difícil, ejecutó con maestría el salto que la llevó a su tercera presea de estos juegos. Fue la última en salir y tras sus siete rivales ella mantuvo la calma.
Vio cómo Dipa Karmakar debutó en esta competición, cómo la china Wang Yan y la canadiense Shallon Olsen, ambas de 16 años de edad, se brindaron ante la arena y sólo esperó que la uzbeka Oksana Chusovitina, de 41 años, tuviera su ejecución.
Biles, quien ha alcanzado la gloria en estos Juegos y además puso a Estados Unidos en lo más alto del firmamento, siguió de cerca cada uno de los saltos. Permaneció tranquila a la espera de salir. La rusa Maria Paseka brincó con elegancia y se colocó primera.
Pero a falta de la monarca olímpica del all around en ambas modalidades, por equipos e individual, la rusa aguardó para saber su posición. La afición aclamó el nombre de Biles, quien con paso lento, subió su mirada al cielo y luego al aparato, el cual conquistó con dos saltos casi perfectos.
La pizarra marcó 15.900 en el primero, el público saltó casi como ella, para el segundo lo hizo mucho mejor, marcó su velocidad y con medio giro en el aire se impuso con un 16.033, que la subieron al podio por tercera vez.
Al final promedió 15.966 para ganar el oro y dejar con la plata a la rusa Maria Paseka (15.253) y con el bronce a la suiza Giulia Steingruber (15.216).