MADRID. Amnistía Internacional (AI) denunció hoy las “condiciones inhumanas, torturas y muertes masivas” que imperan en las cárceles de Siria e instó a la comunidad internacional a poner fin a los “abusos” equiparables a “crímenes contra la humanidad”.

 

En su informe “It breaks the human: Torture, disease and death in Syria’s prisons” (Rompe al ser humano: Tortura, enfermedad y muerte en las cárceles sirias), la ONG estimó que más de 17 mil 700 personas han muerto en esos centros de detención desde que comenzó la guerra en Siria en marzo de 2011.

 

La organización defensora de los Derechos Humanos recogió los testimonios de 65 supervivientes de torturas, que relataron los “abusos espeluznantes” y las “condiciones inhumanas” que tuvieron que sufrir en centros de seguridad sirios, operados por agencias de inteligencia del gobierno de ese país.

 

Amnistía denunció que en el caso de la prisión militar de Saydnaya, a las afueras de Damasco, “la tortura y otros tratos vejatorios parecen ser parte de un esfuerzo incansable por degradar, castigar y humillar a los presos” y, de manera rutinaria, los prisioneros son golpeados hasta morir.

 

“El catálogo de historias de horror describe con detalles espeluznantes los terribles abusos que sufren los detenidos, de forma rutinaria, desde el momento de su arresto, en los interrogatorios y cuando están detenidos en las instalaciones de los servicios de inteligencia sirios”, afirmó Philip Luther, director del programa de AI para Oriente Medio y Norte de África.

 

Luther señaló que la tortura ha sido un método usado por el régimen sirio durante décadas “como modo de derribar a sus oponentes” y que, a día de hoy, esa práctica “forma parte de un ataque sistemático dirigido contra cualquier sospechoso de oponerse al gobierno, entre la población civil, y equivale a crímenes contra la humanidad”.

 

Entre esas prácticas, los supervivientes relataron cómo algunos guardias de seguridad arrancan las uñas a los presos, les queman con cigarros o los escaldan con agua hirviendo y otros prisioneros son víctimas de descargas eléctricas, violaciones o episodios de violencia sexual.

 

En su informe, AI señaló que “la combinación de condiciones pobres” en esos centros, entre ellas la saturación de personas, la falta de cuidados médicos y de comida, e inadecuados servicios sanitarios, “equivalen a un trato cruel, inhumano y degradante, prohibido por la legislación internacional”.

 

Entre los testimonios se indica que algunos detenidos tenían que turnarse para poder dormir al estar las células abarrotadas; muchos murieron asfixiados y a algunos se les dejó dentro de celdas en las que había cadáveres de otros presos que no sobrevivieron.

 

La organización instó a la comunidad internacional a mediar para acabar con el “trato cruel, inhumano y degradante, prohibido por la legislación internacional” que sufren los detenidos en Siria.

 

En particular, exhortó a Rusia y a Estados Unidos (coordinadores de las negociaciones de paz sobre Siria), que este sea un tema prioritario en sus conversaciones con las autoridades sirias y los grupos armados, a fin de que se ponga fin a esos tratos vejatorios en las cárceles del país.
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