Todos los que somos padres de familia hemos tenido esa sensación de no encontrarle final a la lista de útiles escolares que recetan las escuelas en estas fechas de regreso a clases.

 

Entre cuadernos, colores, libros muy caros, ahora también hay muchos colegios que tienen un apartado especial de equipos de cómputo. Más los uniformes, los zapatos, la mochila, la lonchera. En fin.

 

Hay un pequeño grupo de consumidores que consideran este gasto extraordinario con tiempo, y entonces hacen un ahorro durante los meses previos para que en estos días de agosto puedan enfrentar con salud financiera el regreso a clases.

 

Pero hay otros papás a los que les llega la ola sin estar preparados; viene ahí el uso del dinero prestado.

 

Dentro de las diferentes opciones de crédito al consumo, las mejores alternativas son las bancarias, sin lugar a dudas. Salvo aquéllos que tengan una tía rica que les preste sin intereses, los demás deben cuidar los intereses que se pagan por lo prestado.

 

Los créditos de nómina y personales que otorgan los bancos poseen tasas más bajas que las tarjetas de crédito, en buena medida porque su pago está amarrado a las cuentas de nómina y por ello tienen el pago garantizado.

 

En medio de la competencia en una economía de avance lento, muchos comercios formales buscan atraer clientes con el pago de los útiles a meses sin intereses, esto es una buena alternativa para aquéllos que saben manejar sus plásticos y pagan a tiempo. Si tienen saldos deudores y pagan mínimos, los meses sin intereses son una trampa.

 

Sin embargo, hay una amplia mayoría de padres de familia que no tienen acceso a los instrumentos bancarios y deben recurrir a los créditos informales.

 

La principal fuente de financiamiento son los familiares, después los amigos y conocidos y en tercer lugar recurren a las casas de empeño. Los arreglos de intereses y fechas de liquidación entre personas físicas son tan variables como la relación entre el prestamista y el acreditado.

 

Pero en el caso de las casas de empeño se debe tener mucho cuidado. En primer lugar hay que tomar el crédito prendario como la última opción. Pero si no ve más salida, prefiera las Instituciones de Asistencia Privada antes que las empresas privadas mercantiles.

 

El Costo Anual Total (CAT) de un crédito prendario superaría 370%, lo que no puede ser calificado de otra forma que usura o un método confiscatorio de las cosas empeñadas.

 

La joya de la abuelita, el reloj de papá y hasta la medalla de bautizo son los artículos más recurrentes en el empeño. Le siguen los aparatos electrónicos, electrodomésticos y hasta automóviles.

 

La realidad es que es complicado poder comparar los costos de empeño; hay instrumentos del Banco de México para hacerlo, pero realmente son para iniciados. Estas instituciones y empresas tienen la obligación de mostrar al público sus CAT, pero habitualmente están escondidos detrás de la facilidad de obtener el dinero muy rápido.

 

Por eso es que ahora que llegaron los gastos extra por el regreso a clases, que el empeño sea la última de sus alternativas.