Con la emoción desbordada y con la bandera de México en su cintura, el boxeador mexicano Misael Rodríguez consideró que dejó todo en el ring para dar al país la primera medalla de los Juegos Olímpicos, aunque jamás pensó que él la otorgaría.
El Chino, como lo conocen sus compañeros, sostuvo que el boxeo da muchas vueltas, pero sobre todo brinda grandes satisfacciones de las cuales jamás se olvida, al tiempo que quedan marcas en la vida de quien se sube el ring en un deporte que representa al pueblo mexicano.
“No lo imagine así”, dijo el competidor que en la división de los 75 kilos pasó a la historia del pugilismo mexicano.
“Han sido los mejores Juegos, he tenido momentos inolvidables, he pasado con mis hermanos de la selección de boxeo grandes momentos y además tener en el combate de mi vida a mi novia, pues ni mandado a hacer”, reiteró.
Refirió que con la presea de bronce quedan atrás un sinfín de obstáculos, como el hecho de pedir dinero en el transporte público, así como las carencias en el gimnasio en donde se ha formado, “eso le da mucho más sabor a esta medalla que es para mi madre y se la dedicó ella y a todo Chihuahua”.
De igual manera, lanzó una crítica a la gente que maneja el deporte en el país, “esto es como un abrir de ojos para los directivos que sepan que en México hay talento, sobre todo, en boxeo; dicen que es el deporte de los pobres y diría que es el deporte de la gente que quiere sobresalir”.
“La medalla abre una baraja de oportunidades, hay que pensar con la cabeza fría y tratar de tomar la mejor carta. Nada es fácil en la vida y esta medalla ha sido gracias a esfuerzo y dedicación”, concluyó.
Lo felicita su entrenador
Francisco Bonilla, entrenador de Misael, dijo que la pelea fue muy complicada y resaltó el valor de Rodríguez frente a su victimario. Bonilla, quien luego de 16 años hizo que el pugilismo olímpico subiera al podio, expresó su alegría por lo conseguido en la justa veraniega. “No puedo cuestionar nada, dejó todo en el ring y eso más que suficiente”, externó.