Para la generación de mediados y finales de los años ochenta, una de las películas que se convirtió en un clásico fue Ghostbusters, o como la conocimos de este lado de la frontera sur de EU, Los Cazafantasmas. En una época en que la investigación paranormal tuvo un importante auge, ver una comedia con Bill Murray, Dan Aykroyd, Harold Ramis y Ernie Hudson cazando espíritus por toda Nueva York al ritmo de la pegajosa canción de Ray Parker Jr. (fusilada de I want a new drug, de Huey Lewis and The News) fue una de la experiencias más divertidas de la época.
Su secuela, Ghostbusters II (1989) no fue tan buena como la original, pero mantuvo el nivel de entretenimiento, tanto que desde entonces se pensó en hacer una tercera parte, lo cual no cuajó durante las dos décadas siguientes. En 2014, por fin se anunció que los famosos cazadores de fantasmas regresarían a la pantalla grande, en una cinta dirigida por el experto en comedia Paul Feig… y de repente se desató el infierno.
Feig dio a conocer dos hechos importantes: el primero es que no sería una continuación de la historia creada por Aykroyd y Ramis en las cintas originales, sino que sería una reinvención de la saga, un reboot de la misma. El segundo, que el elenco principal estaría conformado exclusivamente por mujeres. Y ahí ardió Troya.
Por alguna razón que desafía cualquier lógica, miles de personas comenzaron a criticar sin piedad a Feig y compañía, todo por el simple hecho de que las protagonistas serían mujeres: Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Kate McKinnon y Leslie Jones, todas ellas con exitosos antecedentes como comediantes. Pero eso no importó. Cuando se dio a conocer el primer tráiler de la película, éste se convirtió, de manera inaudita (e irracional), en el que más comentarios de desagrado ha recibido en la historia de YouTube.
Tampoco importó que, al acercarse el estreno de la película, la crítica la haya recibido de buena manera, contrario a lo que casi todo mundo esperaba de acuerdo con los comentarios, ataques y críticas vertidas por los trolls en redes sociales, particularmente en Twitter.
Tras haber visto el filme, puedo decir que es quizá la película más divertida de la temporada fílmica veraniega, llena de gags, frases cómicas, referencias perfectas a las cintas anteriores y hasta incluye cameos de varios de los actores originales. No voy a detenerme en analizarla de manera profunda, pero sí puedo decir que las cuatro actrices están geniales en sus papeles y se pasa un muy buen rato de entretenimiento viéndola.
Pero algo sucede que la película fue vilipendiada desde antes de que nadie viera siquiera una sola escena completa, sin merecerlo. Lo peor no es eso, sino los racistas, estúpidos y desmedidos ataques que ha recibido, en particular, una de sus protagonistas, Leslie Jones. En julio pasado, la actriz –de raza negra- comenzó a recibir en Twitter miles de mensajes de odio, con imágenes alteradas y hostigamiento. ¿La razón? ¿Ser negra? ¿Ser alta? ¿Ser divertida?
“He sido llamada simio, me han enviado imágenes de sus traseros e incluso hasta una fotografía de mi rostro con semen encima. Estoy tratando de entender qué significa ser humano. Estoy fuera”, fue el mensaje con el que Jones anunció su salida de Twitter, misma que llamó la atención del CEO de Twitter, Jack Dorsey, y de decenas de celebridades que mostraron su apoyo a Jones con el hashtag #LoveForLeslieJ.
Al poco tiempo, Jones regresó a Twitter justo en tiempo para los Juegos Olímpicos de Río, a los que acudió para hacer una cobertura en redes que fue de las más divertidas y comentadas. Durante la justa deportiva, Jones salió en defensa de la gimnasta estadunidense Gabby Douglas, quien también fue blanco del odio en Twitter. Douglas, por cierto, también es negra.
Y justo cuando parecía que las aguas se habían calmado, Jones volvió a recibir, hace dos días, otro ataque, aunque éste más serio: su sitio web, justleslie.com, fue hackeado y en el mismo se publicaron datos personales de la actriz, tales como su licencia, su pasaporte, algunas fotos de ella desnuda y un video de Harambe, el gorila que fue asesinado a tiros en un zoológico de Cincinnati hace unos meses.
¿Quién o quiénes están detrás de estos ataques?, ¿Por qué las críticas despiadadas en contra de una película sólo porque tiene a mujeres como heroínas?, ¿Por qué la saña en contra de esta actriz de raza negra en particular? La respuesta quizá nunca la sabremos, pero es alarmante que en redes sociales, particularmente en Twitter, se esté viviendo una época llena de odio, xenofobia, racismo, homofobia y demás agresiones. Acabemos con el odio en Internet. Maduremos como humanidad.