LONDRES. La Australopithecus afarensis Lucy, el antepasado más famoso del ser humano, murió a consecuencia de las fracturas que le provocó la caída de un árbol, según reveló un estudio divulgado hoy por la revista británica Nature.

 

Así lo han determinado los resultados de una investigación realizada sobre los huesos del icónico homínido, uno de los fósiles más antiguos del mundo, con 3.18 millones de años, encontrado en la región de Afar, en Etiopía, en 1974.

 

El citado estudio analizó las fracturas que presentaban algunas partes del esqueleto de Lucy, una hembra de poco más de un metro de estatura, que combinaba rasgos humanos con características similares al chimpancé, y que ya caminaba erguida.

 

Si hasta la fecha se desconocía la causa de su muerte, la hipótesis de que se hubiera caído de un árbol representa una evidencia científica de que la australopiteca aún continuaba colgándose de las ramas de los árboles.

 

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El paleoantropólogo John Kappelman, de la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos, autor principal del estudio, y un grupo de colegas analizaron las tomografías computerizadas de varias partes del fósil -elementos del cráneo, mano, esqueleto axial, pelvis y pie- y compararon su estado con otros casos clínicos.

 

“Es irónico que el fósil que se sitúa en el centro de un debate sobre el papel del arborealismo en la evolución humana probablemente muriera de heridas sufridas en una caída de un árbol”, indicó Kappelman.

 

Los expertos, ayudados en su investigación por un cirujano ortopédico, concluyeron que muchas de las fracturas que presentaba el fósil fueron probablemente la consecuencia del impacto de una caída desde una altura considerable, en lugar de una consecuencia del proceso de fosilización.

 

 

Los análisis de las fracturas halladas en la zona superior de los brazos sugieren que Lucy los estiró en un intento por evitar el golpe.

 

Los expertos creen que puesto que esa criatura era tanto terrestre como arborícola, las características que le permitían moverse en el suelo podrían haber comprometido su habilidad para trepar por los árboles, quizás predisponiéndola a caídas desde las alturas.

 

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