WASHINGTON. Unas 30 personas se congregaron hoy en el centro de Washington para protestar por la apertura del nuevo hotel que lleva el nombre del candidato republicano a la Presidencia de EU, Donald Trump, a apenas un kilómetro de la Casa Blanca, que el magnate confía en conquistar en las elecciones de noviembre.

 

“¡No a Trump, no al KKK (Ku Klux Klan), no a un Estados Unidos racista!”, coreaban los manifestantes, que se dieron cita desde las 7 de la mañana con la intención de permanecer hasta la noche frente al lujoso hotel que abrió hoy sus puertas en la histórica avenida Pensilvania de la capital estadounidense.

 

Trump hizo una rápida visita al hotel esquivando a los manifestantes y a los medios de comunicación, y publicó una foto en su cuenta de Twitter en la que aparece rodeado de decenas de trabajadores de la flamante empresa hostelera.

 

“¡Me he pasado por @TrumpDC para agradecer a todos estos tremendos hombres y mujeres por su duro trabajo!”, afirmó el candidato en el tuit.

 

 

 

Aunque la ceremonia de apertura oficial está programada para octubre, los manifestantes quisieron dejar huella en la primera jornada de operación de la empresa y denunciar la retórica racista que, a su juicio, ha quedado asociada al nombre del candidato republicano y a sus compañías.

 

“Cualquier huésped que tenga que entrar hoy al hotel Trump debe saber que habrá manifestantes enfadados fuera”, dijo a Efe Brian Becker, el director nacional de la Answer Coalition, una organización civil pacifista y contra el racismo que impulsó la manifestación.

 

Trump ganó en 2012 un contrato para restaurar la antigua sede de la oficina postal, un majestuoso edificio de finales del siglo XIX, y convertirla en un hotel de lujo, una tarea en la que ha invertido unos 200 millones de dólares y que completó dos años antes de lo previsto.

 

A lo largo de la campaña presidencial, la avenida que lleva del Capitolio a la Casa Blanca ha tenido en medio un cartel enorme con el nombre del candidato republicano.

 

El proyecto ha estado rodeado por la polémica, especialmente a raíz de la negativa del chef español José Andrés de gestionar un restaurante en el nuevo hotel debido a los comentarios racistas de Trump, quien demandó al cocinero por haber roto el contrato.

 

El objetivo de la protesta era “construir un muro humano contra el racismo, contra la intolerancia y en defensa y en apoyo de los inmigrantes y la comunidad musulmana”, según Becker.

 

Con una pancarta de “Tacos sí, Trump no”, el inmigrante indio Suhail Shafi resumía su solidaridad con los inmigrantes mexicanos que han sido atacados por Trump a lo largo de la campaña presidencial.

 

“Si hoy trata de meterse con los mexicanos, mañana va a intentar meterse con otro grupo de gente, y así sucesivamente, y eso creará un país más peligroso y siniestro para todos nosotros”, indicó Shafi a Efe.

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