El Teatro de la República, que será adquirido en pocos meses por el Gobierno federal, requiere varias mejoras en su interior, como cambiar la tela de las butacas, reparar los pasillos (que son de madera) y un impermeabilización, aseguró Janet Guerra, arquitecta del despacho queretano Visión Creativa.

 

“Se requiere un mantenimiento para resaltar la estructura. Meterle cosas que no corresponden al origen del edificio sería dañarlo y cambiaría su imagen”, manifestó la especialista. Aseguró que aunque hace poco se remodelaron las banquetas cercanas, se requiere reparar las canteras del exterior del inmueble y “más que nada hay que mantener la herrería  para que no haya oxidaciones”.

 

En tanto, la Comisión Estatal de Infraestructura, informó que el recinto histórico requiere cambio de butacas y alfombras, reforzamiento en el sistema acústico y la implementación del aire acondicionado, lo cual tendría  un costo aproximado de 30 millones de pesos.

 

Por su parte, la Fundación Josefa Vergara y Hernández, que ostenta la propiedad del  inmueble (el cual venderá al Gobierno federal por una cantidad aproximada de 100 millones de pesos), lo entregará sin ninguna adecuación.

 

Jaime García Olivares, presidente del patronato de la fundación, recordó que la propiedad se renta al gobierno del estado por una cantidad de 60 mil pesos mensuales, utilizados para la manutención de los  200 niños que están albergados en diversas casas hogar beneficiadas por la institución.

 

“Es como una casa: el inquilino (gobierno del estado) le arregla la llave, lo pinta y lo conserva. El gobierno se encarga de darle mantenimiento preventivo y correctivo. ¿Al Palacio de Gobierno quién le da mantenimiento? Pues el gobierno, en este caso igual”, explicó en una entrevista con 24 HORAS.

 

Subrayó que el Teatro, (donde fue juzgado el último emperador de México, Maximiliano de Habsburgo) está abierto todos los días a los visitantes  y también se efectúan eventos en él.

 

Originalmente llamado Teatro Iturbide (en honor al primer emperador de México), el inmueble ubicado en el centro de  la Ciudad de Querétaro era, originalmente, propiedad del ayuntamiento; Sin embargo, durante su construcción se quedó sin recursos (1851) por lo que fue la iniciativa privada la que concretó y se quedó con el proyecto.

 

La Fundación Josefa Vergara y Hernández, dueña del inmueble, es la institución de ayuda sin fines de lucro más antigua de Querétaro, gracias al legado de doña Josefa Vergara y Hernández, quien al fallecer (en 1809) heredo toda su riqueza para ayudar a los más necesitados.