Jesús Francisco Flores es uno de los llamados “niños milagro” del terremoto del 19 de septiembre de 1985. Él nació entre los escombros de su domicilio, donde su abuela, a quien debe la vida, lo sacó del vientre de su madre.
“Mi mamá tenía siete meses de embarazo y es hasta la noche cuando comienza el rescate. Hasta esa hora mi abuela accede al lugar y encuentra a su hija, ya sin pies ni cabeza, y con una navaja de rasurar se atreve a cortar el vientre y a sacar al producto, que fui yo. Posteriormente, lo entregó a un paramédico de la Cruz Roja”, comentó Jesús, en una entrevista con 24 Horas.
Recordó que su abuela, Brenda Medina (ahora de 85 años) le platicó que ese día ella salió a las siete de la mañana a adquirir leche. Cuando regresó, el edificio en donde vivían, en la Plaza de San Camilito, en Garibaldi, se había derrumbado.
“Ella me narró que no quería irse del lugar sin recuperar el cuerpo de su hija Martha. La encontró con las manos apoyadas en el vientre”, recordó.
Con voz pausada, Chuchin (como le dicen de cariño) dijo que 24 de sus familiares, quienes laboraban como mariachis, entre ellos tíos, primos y su propio padre, fallecieron en el derrumbe.
“Nací entre los muertos. Fue algo muy fuerte en mi vida y aquí estoy a 31 años, Gracias a Dios y a toda la gente que me ha rodeado. Quien se encargó de mi fue mi abuelita, a quien la considero como mi mamá”, relató.
Actualmente trabaja en el PRI de la Ciudad de México como secretario adjunto, pero siempre le ha “preocupado el tema de Protección Civil por varias cosas, porque la gente tiene que tener una cultura sobre este tema”.
Aparte de Jesús Francisco, hubo otros niños milagros, como los rescatados por el doctor Luis Arturo Chávez y sus colaboradores en el Hospital General, entre ellos Jesús Antonio, Crisanta y María Milagros, está última falleció.