WASHINGTON. La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, optó finalmente por posponer el viaje a Charlotte (EU) que hoy mismo había anunciado después de que su alcaldesa, Jennifer Roberts, se lo pidiera por la tensión que vive la ciudad.

 

“Después de una charla con los líderes comunitarios, hemos decidido posponer el viaje del domingo para no afectar los recursos de la ciudad. Ella (Clinton) tiene intención de visitar Charlotte el otro domingo, si las circunstancias lo permiten”, afirmó Jennifer Palmieri, una portavoz de la campaña.

 

Clinton había anunciado hoy mismo el viaje a Charlotte, una ciudad militarizada, en estado de emergencia y con toque de queda producto de tres noches de protestas -dos de ellas con graves disturbios- por la muerte del afroamericano Keith Lamont Scott el martes a manos de un policía.

 

Además, la candidata demócrata pidió que se publiquen los videos del suceso grabados por las cámaras de los agentes involucrados, que las autoridades locales se rehúsan a divulgar.

 

Tras conocer las intenciones de Clinton, Roberts, que también es demócrata, dijo a CNN que la ciudad tiene unos recursos limitados para seguridad y que prefería “recuperar el orden y el estado de normalidad” antes de recibir a los candidatos presidenciales.

 

De esta manera, la alcaldesa extendió su petición al republicano Donald Trump, que sin anunciar una fecha concreta también expresó su deseo de viajar a Charlotte la próxima semana.

 

“Apreciamos el apoyo de los candidatos. Apreciamos que estén preocupados por Charlotte”, agregó la alcaldesa de la mayor ciudad de Carolina del Norte.

 

Clinton había hecho un hueco en su agenda para visitar Charlotte antes de medirse el lunes con Trump en el primer debate presidencial en Long Island (Nueva York), sobre el que la ex primera dama lleva trabajando con su equipo en los últimos días.

 

Las protestas estallaron el martes en Charlotte después de que un policía matara a tiros a Scott, de 43 años, en el aparcamiento de un edificio de viviendas en el que esperaba que su hijo regresara del colegio.

 

La Policía acusó a Scott de ir armado -en un estado en el que llevar una pistola es legal si se tiene permiso- y de suponer una “amenaza de muerte inminente” para los agentes, un relato que familiares y testigos rechazan. JMS