La invitación de Carlos Loret de Mola llegó a tiempo.

 

La intención era juntar a los tres aspirantes presidenciales de Acción Nacional (PAN) para un trabajo altamente periodístico, de careo, de planteamientos, de programas.

 

Y, por supuesto, de choque para satisfacción de las galerías nacionales pendientes del noticiero matutino de Televisa.

 

La puntera, Margarita Zavala, quien desde hace tiempo arrastra las secuelas de un gobierno, el de su marido, Felipe Calderón, por haber agitado el avispero del crimen organizado.

 

Un hombre de larga zancada y con resultados gubernativos en Puebla, Rafael Moreno Valle, aunque con antecedentes priistas y, sobre todo, amigo de Elba Esther Gordillo.

 

Y el más apetitoso de todos: el queretano Ricardo Anaya.

 

El dirigente del PAN analizó con detenimiento la convocatoria y la conversó con sus segundos en el Comité Ejecutivo Nacional para tomar, según dijo, una decisión institucional.

 

¿Institucional?

 

Para nada, como veremos más adelante.

 

TEMIÓ ENFRENTAR MÁS RECLAMOS PÚBLICOS

 

Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle acudieron confiados.

 

Estaban seguros de tener por fin un frente a frente con quien desde la presidencia del PAN aprovecha toda la estructura del partido, spots incluidos, para fabricar su imagen.

 

Pero Ricardo Anaya no fue.

 

Su argumentación es institucional, pero su actuación, personal.

 

No iba, informó en redes sociales, porque su responsabilidad es ser juez y no parte para conducir, a buen destino final, un proceso con posibilidades de dar el nombre del futuro Presidente de la República.

 

El sucesor de Enrique Peña Nieto.

 

Pero no se presentó porque, vaya verdad, comparecer en la pantalla le significaba asumir una posición.

 

Si decía no aspirar a la candidatura presidencial del PAN, en automático estaría descartado para las elecciones de 2018, y de violar su palabra, la militancia y la ciudadanía le recriminarían.

 

Pero si confesaba sus intenciones reales, en automático se colocaba en la situación de juez y parte, con el riesgo de generar una oleada en su contra de quienes exigen su salida para presentar “un piso parejo”, como dice el argot manido del panismo.

 

Como exigen Zavala y Moreno Valle.

 

Y él, claro, no ha terminado de crear su candidatura desde la mismísima presidencia del PAN… ¡con la estructura del PAN!

 

RAFAEL MORENO VALLE SE COLOCA SEGUNDO

 

Escena 1. Ricardo Anaya paga la penitencia de no haber acudido a ese debate.

 

Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle hablaron en solitario, cada uno hacia su público y sin necesidad de confrontarse con un tipo de discurso soberbio y juventud más soberbia.

 

Resultado: tras el debate, Moreno Valle aparece en segundo lugar en la intención de voluntades de los panistas, en mejores posiciones de competencia a pesar de no tener los spots del partido.

 

Escena 2. Pido a Josefina Vázquez Mota, mientras la apoyo del brazo en tanto baja escalones:

 

-Deme la primicia: ¿va o no al Estado de México por el PAN, con o sin alianza con el Partido de la Revolución Democrática (PRD)?

 

-Todavía no tengo primicia –me dice, y huye con una sonrisa muy suya.

 

La sonrisa de su campaña presidencial de 2012.