PARÍS. El robo a mano a armada que sufrió esta madrugada en París la estrella estadunidense Kim Kardashian supone un golpe a la imagen internacional de la capital francesa, que se afana ahora en contrarrestar sus consecuencias.

 

En plena crisis del turismo provocada por los atentados de los últimos meses, la repercusión internacional que ha tenido el robo amenaza con frenar aún más el atractivo de la ciudad más visitada del mundo.

 

Los 84 millones de seguidores de la estrella en Instagram, sus más de 48 millones de Twitter suponen un altavoz excepcional para todo lo que rodea a quien está considerada como una de las 100 personas más influyentes del mundo.

 

Maniatada, encerrada en el baño del apartamento de lujo que ocupaba estos días, en los que asistía a la semana de la moda de París, la estrella salió ilesa, pero los ladrones -cinco individuos encapuchados y disfrazados de policías- partieron con un botín de entre 9 millones y 16 millones de euros (10,1 a 17,9 millones de dólares), la mayor parte en joyas, muchas prestadas por importantes marcas del lujo.

 

La alcaldesa de París, la socialista de origen español Anne Hidalgo, se apresuró a mostrar su respaldo a Kardashian y a prometerle que se hará todo lo posible para encontrar a los responsables del robo.

 

De hecho, la Policía ha creado un grupo especial para dilucidar el atraco, muestra de la importancia que las autoridades francesas otorgan a un caso que puede enturbiar su imagen turística.

 

La alcaldesa se refirió al robo como “un hecho poco habitual ocurrido en un espacio privado que no pone en cuestión el trabajo de los policías ni la seguridad en los espacios públicos parisienses”.

 

“Es posible viajar a la capital francesa, visitarla y practicar ocio en buenas condiciones de seguridad”, agregó Hidalgo en un mensaje que parecía destinado a todos los candidatos a viajar como turistas a su ciudad.

 

Un mensaje que respondía a la inquietud del sector del turismo, que no ocultó su preocupación por el daño que este hecho pueda tener en sus reservas.

 

Ante las críticas que la oposición de derechas lanzó contra las autoridades responsables de la seguridad, Hidalgo se vio obligada a lanzar un llamamiento para no echar más leña al fuego.

 

“En un contexto turístico complicado, en un momento en el que la recuperación de las visitas debe ser la prioridad de todos, usar este suceso con fines polémicos supondría atentar contra el sector turístico y contra los 500 mil empleos que representa en la región”, afirmó.

 

Salía así al paso a unas declaraciones de la jefa de la oposición conservadora en el Ayuntamiento, la ex ministra Nathalie Kosciusko-Morizet, quien aseguró en una entrevista radiofónica que el robo a Kardashian tendría un duro precio para la ciudad.

 

“Hay una situación urgente con la seguridad en París”, denunció Kosciusko-Morizet, que también está en la carrera de las primarias del centro-derecha para elegir candidato a las presidenciales francesas del año próximo.

 

En términos similares se pronunció el número dos del ultraderechista Frente Nacional, Florian Philippot, que a través de Twitter acusó de “ceguera” a la alcaldesa, y señaló que “el turismo va a pagar de nuevo la inseguridad crónica de Francia”.

 

Los hechos tuvieron lugar poco después de las 02.30 hora local (00.30 GMT), cuando tras haber seguido presenciado desfiles de moda y haber participado en una fiesta nocturna, Kardashian se dirigió al apartamento de lujo que alquilaba en el exclusivo distrito 8 de la ciudad, a dos pasos de la iglesia de la Magdalena.

 

Los atracadores lograron reducir a los vigilantes de la puerta y amordazaron a un guardaespaldas de la estrella, que no sufrió ningún daño pero sí una enorme impresión, suficiente como para que esta misma mañana, poco después de declarar ante la Policía, abandonase el país con destino desconocido.