El pesimismo de los consumidores mexicanos respecto a su situación económica y la del país, en el momento actual y en los próximos 12 meses, se ubica en su nivel más alto de los últimos 32 meses, según la encuesta que realizan el INEGI y el Banxico.
En septiembre pasado, la confianza de los consumidores para comprar bienes y servicios, así como la certeza sobre el estado de la economía en el corto plazo, se ubicó en 85.6 puntos, lo que representó una contracción de 6.8% al compararlo con el resultado del año anterior.
Este es el tercer mes consecutivo en el que el índice de confianza del consumidor cayó, lo que provocó que se ubicara en su peor momento en 32 meses. La principal preocupación de los mexicanos y que influye en sus decisiones de compra es la situación económica del país en los próximos 12 meses, pues este apartado obtuvo una calificación de 73.2 puntos.
La certidumbre sobre el futuro económico del país a corto plazo también es la peor desde que se tiene registro del indicador en 2001, pues ni siquiera durante la crisis de 2009 la confianza sobre el desempeño de la economía bajó de 80 unidades.
Los consumidores del país tienen en mente la inflación como una limitante para hacer compras, pues las noticias del incremento en las gasolinas, así como el encarecimiento del dólar, que alcanzó su máximo histórico el 21 de septiembre, desaniman a los compradores.
Aunque de acuerdo a los datos del INEGI, el impacto de estos factores todavía no saca de control la inflación sí afectó la perspectiva sobre las condiciones de los precios en los próximos 12 meses, que se ubicó en 65.8 puntos, apenas tres puntos más que en agosto.
La perspectiva sobre un posible incremento en los precios en el próximo año y la poca confianza que hay sobre el futuro de la economía del país provocó que los compradores del país tengan menos disposición para comprar productos durables como autos, productos de línea blanca o electrónicos.
De acuerdo al banco JP Morgan el consumo, que ha sido el motor de la economía en los últimos dos años, enfrenta vientos en contra, derivado de las alzas de la tasa de interés referencial, pues este movimiento encarece el crédito que utiliza la población para comprar bienes duraderos.
La entidad financiera señaló que el impacto de la tasa de interés referencial en el consumo podría notarse en el último trimestre del año, lo que sumado a la inestabilidad en el sector petrolero disminuirá el dinamismo de la economía, por lo que el crecimiento económico este año sería de 2.2%, en vez de 2.6% previsto por anteriormente por este banco.