En México se requiere crear una secretaría de Estado en materia de pensiones, que “abandere” e impulse soluciones a los grandes retos que enfrenta el sistema, pues de no atenderse generarán presiones financieras para el país y los mexicanos.
Lo anterior lo señaló el director corporativo de Planeación Estratégica de Principal Financial Group México, Leopoldo Samohano, quien opinó que hasta ahora no hay nadie que “abandere” las soluciones en la materia y que ello podría llevar al país a una situación como la que enfrenta hoy Chile, de manifestaciones sociales.
Expuso que dicha secretaría de Estado debería reunir a todos los sistemas de pensiones que hay en el país (del sector público y privado, así como de universidades, estados y municipios y empresas productivas del Estado), regularlos y homologar los beneficios y establezca reglas parejas.
En una reunión con representantes de medios de comunicación, indicó que por un lado, hay un pasivo laboral que ya representa entre 120 y 135 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), además la estructura actual del sistema plantea que habrá pensionados de primera y de segunda.
Resaltó que las autoridades mexicanas tienen en los conflictos que enfrenta Chile en la materia una “bola de cristal” sobre cómo podría ser el futuro de los mexicanos de no llevarse a cabo reformas de fondo al Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR).
Aunque el sistema de pensiones basado en cuentas individuales operadas por las Afores (que fue tomado del modelo chileno) es sólido, dijo, también tuvo fallas de origen porque no se previó que se tendrían que hacer ajustes en el tiempo de contribuciones. “El auto es bueno y seguro, pero no le pones más litros de gasolina al tanque”, argumentó.
SAR con bajas aportaciones
En su opinión, ello generó que hoy el SAR tenga una de las aportaciones más bajas entre los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), que es de entre 12 y 15 por ciento, mientras que en México es de 6.5 por ciento para trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Sin embargo, mientras países como Chile tienen una aportación para el retiro de 10 por ciento del salario por parte del trabajador y el promedio de los países de la OCDE es de 8.5 por ciento, en México sólo es de 1.0 por ciento.
“El sistema mexicano se ha quedado congelado con la tasa de 6.5 por ciento, nunca se previó en la ley que esa tasa iba a incrementarse en el tiempo o si llegaba a darse una inflación o si bajaban las tasas de interés se cambiaría. Cualquier modificación que se quiera hacer tiene que pasar por un tortuoso proceso en el Congreso”, dijo.
Lo mismo sucedió también con las entidades similares en Chile, conocidas como AFPs, por lo que los problemas de pensiones que hoy enfrentan no son culpa de las administradoras de fondos para el retiro, sino de la falta de voluntad política para establecer los cambios de fondo que se requieren, argumentó.
Refirió que el sistema de pensiones chileno planteó, con una aportación de 10 por ciento del salario del trabajador, una tasa de reemplazo en niveles de 70 por ciento del salario, pero en ese país reciben hoy pensiones de 40 o 50 por ciento; en tanto, en México hoy la tasa de reemplazo se estima en niveles del orden de 30 por ciento.
“Para tener una tasa de reemplazo de 70 por ciento, es necesario que se hagan aportaciones de 12 y 15 por ciento, y en estas aportación, el trabajador debe tener una mayor participación. En promedio, en los países de la OCDE, los trabajadores aportan 8.0 por ciento y en México sólo es de 1.12 por ciento”, dijo.
Agregó que “en México se estimó la misma tasa de reemplazo, pero a diferencia de Chile, sí se está alertando sobre el bajo monto de las pensiones y de lo urgente que es incrementar las aportaciones y mejorar los planes de ahorro voluntario”.