La semana pasada vimos mayor cautela de los inversionistas en los mercados, a pesar de la liquidez que prevalece gracias a la gran inyección de recursos generados por los bancos centrales, como el de la Zona Euro, de Inglaterra y de Japón, entre otros.
Por un lado, las minutas de la Fed expresan claramente la señal de un aumento de 25 puntos “pronto” y, sobre todo, incluyeron el tema de un “riesgo de credibilidad” si no actúan. El mercado estima que será en diciembre próximo.
También observamos datos de inflación al productor en Estados Unidos ya en terreno positivo, situación que no se veía desde finales de 2014. Pero también en Europa llama la atención, y es que tanto en Alemania como en España, la inflación al consumidor mostró presiones de alza generando ya cambios de tendencia. Nos preguntábamos sobre aquel rumor que se dio dentro del Banco Central Europeo de que se había discutido la posibilidad de ir reduciendo la compra de activos mensuales y que después fue “descalificada”.
Con la información a la vista, yo creo que si el “río suena” agua “lleva”. La recuperación en los precios del petróleo a una economía importadora tiene un efecto de presión, al igual que los alimentos. Esta semana habrá decisión de política monetaria del BCE (Banco Central Europeo).
De China vimos una fuerte caída en su balanza comercial a septiembre, y aunque pudiera ser cíclica, su ajuste fue significativo. Se conoció también la inflación al productor que ya tocó un nivel positivo por primera vez en cinco años. Conocimos el dato de las reservas internacionales que siguen disminuyendo y, por otro lado, una presión de alza en la divisa.
De Reino Unido destaca la debilidad de la libra que sigue en mínimos de 31 años con una depreciación en 2016 cercana a 18%, que tendrá un efecto de presión sobre los precios en los productos y servicios que llevarán a una inflación en ascenso.
Con toda esta información procesada, vimos en la semana que el “índice dólar” sigue fuerte frente a la canasta de divisas y también una presión al alza en la curva de rendimiento de los bonos del tesoro.
Las bolsas americanas se mostraron renuentes a subir a pesar de algunos datos de la economía y de los reportes corporativos, como los bancos, que lograron resultados arriba de lo esperado. Pero a pesar de la apertura positiva fuerte de los índices este viernes pasado, terminaron con ganancias muy modestas. Técnicamente la actuación por “afuera de sus canales de alza generados en 2016” refleja un cambio en la velocidad y percepción del mercado. Por ello, se pudieran presentar movimientos de mayor aversión al riesgo y aumente la volatilidad.
El indicador de volatilidad de los mercados, el “VIX”, ya empezó a presionarse al alza y deja abierta la posibilidad de continuar en su tendencia alcista de corto plazo.
Esta semana conoceremos datos a septiembre de la producción industrial, de la inflación al consumidor, de vivienda y de los indicadores líderes en Estados Unidos, además del tercer debate presidencial. Se espera que estos datos económicos sigan mostrando riesgos sobre “la inflación futura” y presenten mayores condiciones a la Fed para que aumente la tasa 25 puntos, pronto.
Así, en resumen, aunque ya vimos ajustes en el oro, por ejemplo, consideramos que el dólar tomará fuerza y afectará a materias primas como el petróleo, inclusive.
Si el rendimiento del bono a 10 años sobrepasa la tasa de 1.80%, tendrá en su camino un alza de 10 a 20 puntos base adicionales. El dólar podría gozar de una apreciación frente a la canasta de divisas (euro, yen, libra, dólar canadiense, franco suizo, etcétera) entre 2 y hasta 5%.
Nuestro tipo de cambio tendrá una prueba en la zona de 19.30 a 19.50, y sólo en caso de superar este último nivel, el riesgo de mayores alzas estaría vigente, y quizá con velocidad también. En la medida de que se acerque la fecha de las elecciones en EUA, es probable ver más sensibilidad del tipo de cambio que sirve como variable de “choque” frente a eventos externos e internos.