Un análisis demográfico global publicado en la revista Nature sugiere que existe un límite natural para la vida humana, y lo fija en unos 125 años, que difícilmente podrá ser superado.

 

La esperanza de vida de la especie humana se ha incrementado de manera regular en la mayoría de países durante 150 años, si bien ese progreso se estancó alrededor de la década de 1980, lo que ha llevado a los investigadores a explorar la posibilidad de establecer una frontera de edad infranqueable.

 

Un equipo liderado por Jan Vig, de la Escuela de Medicina Albert Einstein de Nueva York (EE.UU.), ha utilizado para su estudio la Base de Datos de Mortalidad Humana (HMD, en inglés) puesta en marcha en 2002 por la Universidad de California y el Instituto Max Planck para la Investigación Demográfica.

 

Una edad mayor en las últimas décadas, pero menor desde hace 30 años

 

Vig y su grupo determinaron a partir de esos datos que el grupo de seres humanos que llega a una edad más avanzada es cada vez mayor en las últimas décadas, si bien esa edad es cada vez menor desde hace treinta años.

 

La francesa Jeanne Calment, que murió en 1997 con 122 años, es la persona que más ha vivido hasta ahora, y los científicos creen que es poco probable que ese récord sea superado.

 

“Algunas evidencias apuntan a que la esperanza de vida máxima no es fija. Hay estudios a partir de modelos de organismos que muestran que la esperanza de vida máxima es flexible”, constata el estudio de Nature.

 

“En contra de lo previamente sugerido, que la longevidad humana puede extenderse más allá (de los límites observados hasta ahora), nuestros datos sugieren de manera sólida que la esperanza de vida está limitada” de forma natural, afirman los investigadores.

 

El estudio señala que la idea de que el envejecimiento es un proceso con utilidad evolutiva, programada a partir de la selección natural, está “desacreditada”.

 

Limite para la vida humana

 

Lo que parece más probable, para Vig y su grupo, es que la existencia de un límite natural a la existencia humana es “una consecuencia de los programas genéticos establecidos en las primeras etapas de la vida, como el primer desarrollo, el crecimiento y la reproducción”.

 

Los científicos subrayan que no consideran imposible que el ser humano logre extender su vida más allá de esos límites naturales, si bien sugieren que ese escenario “requeriría intervenciones más allá de la mejora de la salud”.

 

Algunos de esos métodos “están actualmente siendo investigados”, afirma el estudio, que apunta que “no existe razón científica para anticipar que esos estudios no pueden tener éxito”.

 

“Las posibilidades (de lograrlo) están esencialmente limitadas por la miríada de variables genéticas que determinan de forma colectiva la esperanza de vida de una especie determinada”, indica el trabajo.