El pie de un niño no es como el de un adulto en miniatura, sus estructuras no están aún formadas, los huesos no están cerrados y los tendones y ligamentos no tienen la fuerza de un adulto.
Cuando los más pequeños practican un deporte con una intensidad demasiado alta, pueden sufrir una lesión en el pie y ese dolor a veces se atribuye erróneamente al crecimiento.
Sin embargo, “los dolores del crecimiento son bastante claros, no duele siempre en el mismo sitio y no se produce cojera”, explica el podólogo Javier Alfaro, director técnico de Podoactiva, empresa que cuenta con protocolos específicos de podología infantil.
“Los niños -sostiene- tienen una capacidad de regeneración muy alta y con el reposo y los medios necesarios estas lesiones se solucionan”.
En la infancia estamos a tiempo de tratar y curar algunas patologías, no sólo del pie, también de la rodilla y de la espalda si tienen su origen en un mal apoyo plantar.
Las plantillas personalizadas y ejercicios de potenciación del tibial posterior pueden corregir los pies planos flexibles y semiflexibles, especialmente si se trabajan mucho las puntillas.
También muchas escoliosis de la espalda que son consecuencia de una asimetría en las piernas pueden tratarse añadiendo unos milímetros a la pierna.
Deportes
Hay patologías de los pies que están influenciadas por el deporte y la edad del niño y muchas pueden evitarse con ejercicios de potenciación y estiramientos.
Según Javier Alfaro, cuando un niño practica deporte es una buena señal, “nos debe preocupar aquel que no se mueve porque pisa mal y siente dolor”.
En cuanto al calzado, cada deporte requiere unas zapatillas deportivas específicas y combinarlas puede resultar contraproducente.
“Utilizar una bota de fútbol para césped natural en césped artificial nos va a dar problemas y puede dañar algunas estructuras”, señala el experto.
Fútbol
En los niños y niñas futbolistas, la patología más habitual es la enfermedad de Sever (osteocondritis del calcáneo), un dolor en el talón que aparece entre los 9 y 12 años.
“El tratamiento que se solía mandar era reposo y ahora se ha demostrado que con una buena plantilla el niño no tiene que parar”, precisa el especialista.
En otros deportes que se juegan con las manos (tenis, baloncesto, volleybol, etc) los pies pueden también sufrir algún esguince.
Gimnasia rítmica
En gimnasia rítmica hay que tener mucho cuidado con las deformidad digitales porque los dedos pueden hacer “garra”.
Tanto en este deporte como en el ballet se trabajan mucho las puntas de los pies y esto puede ser beneficioso para trabajar el pie plano, pero también puede potenciar los dedos en garra o producir juanete de forma prematura.
Ciclismo
En ciclismo es más fácil que aparezcan sobrecargas en la zona metatarsal (la almohadilla del pie), ya que es la que mayor fuerza realiza.
Lo más importante es que el niño lleve la bicicleta adaptada a su altura, especialmente el sillín y el manillar, porque si está descompensada pueden producirse problemas de rodilla.
Patinaje
En cuanto al patinaje, el pie puede sufrir, sobre todo si es un pie plano. El escafoides (hueso de la zona de dentro del pie) y algunas prominencias óseas pueden rozar contra la carcasa del patín e inflamarse.
El patinaje resulta beneficioso para aquellos niños que caminan en aducción (metiendo la punta de los pies hacia dentro) y para potenciar la rotación externa de cadera porque hace que abramos más la marcha.
Sin embargo, es un deporte que puede potenciar el genu valgo (las rodillas tienden a juntarse) porque se doblan más las piernas hacia dentro.
Artes marciales
En las artes marciales y, en general, en todos aquellos deportes que implican contacto, puede producirse algún esguince, pero más allá del impacto, no perjudica los pies de los niños.
Natación
En cuanto a la natación, el gesto deportivo no causa problemas en los pies, salvo si se emplean aletas, ya que puede aparecer alguna tendiditis.
El experto en Podología recomienda evitar el agua encharcada de las piscinas para prevenir el contagio de hongos y verrugas.