Brryan Jackson agregó una “R” a su nombre para diferenciarse de su papá -Bryan- a quien no veía desde hace años, hasta que tuvo que enfrentarlo en un juicio; pues aunque ya está en la cárcel tuvo que testificar para que se quede ahí.
Acompañado de su madre, el joven acudió al Departamento de Cárceles de Missouri para encontrarse con el hombre que sólo fue amoroso con él los primeros días de su vida y después de participar en la operación “Tormenta del Desierto” (Guerra del Golfo); volvió a muy cambiado y le hizo un daño a su salud… irremediable.
La historia del joven Jackson fue difundida por la BBC de Londres. Brian Stewart inyectó sangre infectada con VIH a su hijo, cuando éste tenía 11 meses (1992).
Stewart desconoció a su hijo a pocos meses de nacido y exigió pruebas de ADN, sin embargo, a la par, amenazaba con que Brryan no viviría mucho tiempo.
El joven, ahora, cree que su papá le hizo eso para acabar con él y evitar la manutención.
El caso
Cuando el padre volvió de la guerra, consiguió trabajo en un laboratorio. Ahí, según la investigación, comenzó a guardar muestras de sangre infectadas, entre ellas con Virus de Inmunodeficiencia Humana, que causa el sida.
Aunque no se hacía cargo de su hijo, cuando Brryan enfemó siendo bebé, la mamá le llamó para enterarlo.
Stewart fue después al hospital y aprovechó que lo dejaron a solas con el niño y tomó la jeringa con sangre infectada y se la inyectó.
No era sangre del tipo de su hijo, además contaminada, inmediatamente hizo reacción; pero no se supo hasta tiempo después lo que le había hecho.
Pasaron cuatro años, de varios padecimientos, hasta que llegó el trágico diagnóstico.
Brryan tenía sida y le daban poco tiempo de vida.
Su destino no fue así, ahora está frente a su padre en los tribunales y espera que no lo dejan libre; pues el joven afirma que es valiente y continuará con el juicio. (Con información de la BBC) dc