Karoshi es una palabra japonesa con la que no quisieras cruzarte, un fenómeno social que ha cobrando miles de víctimas desde hace 40 años en el ambiente laboral.
En español significa “muerte por exceso de trabajo” y aunque parezca una leyenda urbana, en Japón es reconocido desde 1987, cuando el ministerio de Salud del país empezó a recopilar estadísticas. Actualmente, el fenómeno está tan extendido que si un juez determina que alguien murió por eso, la familia recibe una compensación de 20 mil dólares por parte del gobierno y de hasta 1.6 millones de dólares de la empresa donde trabajó.
Y aunque al principio las cifras oficiales reportaban un par de cientos de casos al año, en 2015 el número de víctimas alcanzaba las 2 mil 310, según el Ministerio del Trabajo de Japón.
De acuerdo con el Consejo Nacional en Defensa de las Victimas de Karoshi, la verdadera cifra puede llegar a las 10 mil víctimas anuales, más o menos el número de personas que mueren cada año en accidentes de tránsito.
El karoshi viene cobrando víctimas desde hace 40 años, cuando un saludable hombre de 29 años sufrió una apoplejía luego de acumular turnos de trabajo en el departamento de distribución de uno de los periódicos más grandes del país. Otro de los casos más sonados ocurrió en 2009, cuando Kenji Hamada, un empleado de una compañía de seguridad en Tokio, murió desplomado en su escritorio a causa de un ataque cardíaco fulminante.
La rutina semanal de Hamada incluía una jornada de 15 horas diarias de trabajo y cuatro extenuantes horas de traslados entre su casa y la oficina.
Para que cuente como un caso de karoshi la víctima tiene que haber trabajado más de 100 horas extra en el mes anterior a su muerte o 80 en dos o más meses consecutivos de los últimos seis.
¿Eres candidato a sufrir karoshi?
Cuando la víctima es una persona de media edad, con problemas latentes de salud como enfermedades cardíacas o diabetes, la muerte puede tener varias explicaciones.
Pero cuando se trata de un empleado joven y saludable —ingenieros, profesores universitarios o doctores—, la situación es realmente alarmante.
Entre los miles de casos hay dos factores que sobresalen como culpables de las muertes: estrés y falta de sueño.
¿Qué te puede matar?
Ir a la oficina luego de trabajar toda la noche puede hacerte sentir terrible; sin embargo, hay poca evidencia de que la falta de sueño pueda acabar con tu vida, pero puede contribuir en el largo a plazo a incrementar el riesgo de enfermedades del corazón, desórdenes del sistema inmunológico, diabetes y ciertas formas de cáncer.
Sin embargo, hasta ahora no se ha atribuido ninguna muerte a un esfuerzo intencional de mantenerse despierto.
No te va a hacer bien en el largo plazo, pero parece improbable que te puedas morir espontánea y repentinamente después de pasar toda la noche en la oficina. Por otra parte, y para sorpresa de muchos, tampoco hay evidencia de que el estrés pueda causar un ataque cardíaco, o incluso una enfermedad del corazón.
De hecho, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oxford, Reino Unido, evaluó la salud de unas 700 mil mujeres durante casi una década. En ese periodo murieron 48 mil 314.
Cuando analizaron los resultados, descubrieron que las mujeres que se autodefinían como más estresadas, menos felices, saludables y en control, tenían más probabilidades de morir. Pero también eran las que estaban menos saludables de partida: estaban estresadas debido a que estaban enfermas. En suma, no se encontró correlación entre el estrés, la infelicidad y el riesgo de morir.
En otras palabras, puedes tener un día, mes o año de mucho estrés, pero eso no te van a enviar tempranamente a la tumba.
La causa del karoshi
Si no es el estrés o la falta de sueño, ¿cuál es la causa principal de las muertes por karoshi?
Aunque parezca mentira, la causa puede estar en el tiempo que pasas en la oficina.
Al analizar los hábitos y la salud de más de 600 mil personas, un grupo de investigadores encontró que aquellos que trabajaron 55 horas a la semana tenían un tercio más de probabilidad de sufrir un infarto que aquellos que trabajaron menos de 40 horas.
No supieron por qué, pero los autores especularon que el problema podría ser simplemente estar sentado por largos periodos frente al escritorio.
El problema es que los japoneses ya no son los campeones de las horas extra. En 2015 el trabajador promedio japonés trabajó menos horas que el estadunidense. El ranking mundial lo encabeza México.
Como podía esperarse, el karoshi ya no es un drama exclusivamente japonés.
En China mueren al día unas mil 600 personas por guolaosi, que es como se conoce a la muerte por exceso de trabajo en ese país.
“India, Corea del Sur, Taiwán y China —las nuevas generaciones de economías emergentes— están siguiendo los pasos que dio Japón en la posguerra hacia trabajar largas jornadas”, advierte Richard Wokutch, profesor de gerencia en la Universidad Tecnológica de Virginia.
En muchos países, parte del problema no es la cultura de trabajar duro, sino la necesidad de aparentar que lo estás haciendo.
“Ahora se trata de hacer ver que llegar temprano y eres de los últimos en irte, aunque este comportamiento sea improductivo”, explica Cooper.
En Japón muchos empleados jóvenes se sienten incómodos si se van de la oficina antes que sus jefes.
Así que la próxima vez que te quedes al final del día en la oficina, actualizando tu perfil en redes sociales o explorando en internet, solo para hacer creer que tu jornada en más larga, recuerda que esto puede incrementar el riesgo de que tu expediente laboral termine con una palabra en japonés. (Con información de BBC Capital) dmh