“El que es perico donde quiera es verde”, como los refranes, una tradición popular que tiene cualquier lengua, pero que en México ya no está tan presente en los adultos, y prácticamente está desapareciendo en los jóvenes, afirmó la lingüista, Niktelol Palacios Cuahtecontzi.
La investigadora del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México (Colmex), explicó que los refranes o los dichos son un tipo de unidades fijas que son estudiados por la disciplina llamada paremiología y se caracterizan por llevar una moraleja o una enseñanza para quien los escucha.
En entrevista con Notimex, indicó que éstos son parte de nuestra tradición popular, ya que es una expresión sabida por todos que encierra una enseñanza que podemos remitirla a quien nos escucha sobre lo que le queremos manifestar.
Sin embargo, ya no se encuentra tan fácilmente la presencia de refranes en hablantes adultos y jóvenes, pues se han modificado algunas de las prácticas comunicativas, “y esta tradición de los buenos contadores de historias que todavía podemos reconocer en nuestros abuelos está cayendo en desuso entre los más jóvenes”.
Manifestó que el lenguaje evoluciona, cada comunidad se va adaptando a necesidades comunicativas que tiene en función de eso se privilegian unos usos que otros.
“Confiemos en que no se pierdan o dejen de utilizar los dichos, de ahí el peso de la lengua escrita que nos va a ayudar a mantener esta tradición. Si bien los jóvenes no lo utilizan de manera cotidiana, sí son capaces de recuperarlo gracias a la interacción con abuelos o personas de otras generaciones en la lectura”, dijo.
“La literatura ayuda a conservar esta memoria histórica y quizá algunos jóvenes al acercarse a ésta quieran recuperar estas formas de hablar”, destacó la integrante del equipo que colabora en el Diccionario del Español de México (DEM).
En referencia al nacimiento de estas frases, comentó “no podríamos datarlos en un momento en específico pero son parte de lo que conocemos como la tradición verbal popular de cualquier lengua”.
Recordó que los registros de estas unidades serían muy tempranos, “nosotros para el español contamos con diccionarios que los registran para la edad media y el siglo de oro”.
“Una de sus características es precisamente su fijación esto nos permite, con decir la primera parte de los dichos o refranes, la persona con la que estamos platicando pueda deducir la segunda parte”, precisó.
“Ni siquiera tengo que repetir las palabras ya la persona sabe lo que le quiero decir, por ser parte de la tradición de la comunidad poder rescatar en significado y la enseñanza”, subrayó Palacios Cuahtecontzi.
En este sentido ejemplificó: Al buen entendedor… pocas palabras. Dicho que sugiere que si una persona es inteligente, entiende rápidamente lo que le dicen sin necesidad de entrar en detalles, basta con una insinuación para comprender lo que se dice.
Anotó que esto habla de la riqueza de la lengua, “definitivamente es parte de las estrategias que enriquecen nuestra habla, insisto la comunicación de estos buenos contadores de historias, los que tuvimos la fortuna de tener abuelos o padres que se especializaban en embelesarnos con historias orales”.
Y ejemplos sobran: “El que es perico donde quiera es verde”, “El que con lobos anda a aullar se enseña” y “Dime con quién andas y te diré quién eres”, entre otros.
Sobre la invención de nuevos dichos, continuó, “parece que seguimos con la tradición y lo que tenemos son juegos de palabras y ahí a veces tendríamos que esperar un poco el tiempo para saber si van a prosperar en la lengua o se van a quedar sólo como juegos de palabras, que es parte también de nuestra riqueza y tradición oral”.
Abundó que estas son expresiones lúdicas que decimos los hablantes y en eso sí los jóvenes son altamente creativos por ejemplo a la pregunta ¿cómo estás? te pueden responder: Felipe y con tenis, a lo que entendemos feliz y contento.
Expresó que es un juego de palabras que todavía no tiene esta tradición en la lengua para que podamos decir que tiene suficiente arraigo como para permanecer y para pasar de una generación a otra.
“Y si bien todos los hablantes utilizamos este tipo de juegos, los jóvenes son los más creativos en este sentido”, subrayó.
Por último, la profesora del Colmex resaltó la riqueza de la oralidad y la manera en que la literatura también se ha encargado de guardar la memoria histórica.