Cuando a los analistas que consulta mensualmente el Banco de México se les preguntó si en la actualidad la economía está mejor que hace un año, hay un sorprendente 6% que cree que sí, contra 94% de estos expertos que considera que no, que hoy la situación está peor que hace un año.

 

Y sorprende el optimismo cuando la verdad es que no parece haber muchos indicadores que hoy sean mejores que a finales de 2015. Puede ser que los que ven el vaso medio lleno crean que la industria tiene hoy mejores posibilidades de salir adelante que entonces.

 

Aunque la realidad es que el ánimo está regresando en una mayoría de los analistas que tienen hoy una mirada menos pesimista de lo que está por venir en los próximos meses.

 

Apenas en la encuesta de septiembre pasado, de esta serie que recordemos que se publican de manera mensual entre una treintena de expertos en economía, 48% de los consultados consideraba que el clima de negocios habría de empeorar durante los siguientes seis meses.

 

Ese nivel de desconfianza es el más alto desde aquellos días en que la economía mexicana combinaba la recesión de 2009 con la crisis de la influenza AH1N1, de abril-mayo de ese año.

 

Puede ser que la recuperación efímera que tuvo el tipo de cambio durante octubre hizo que algunos se fueran con la finta y bajaron ese índice negativo de empeoramiento de la condición económica futura de 48% a 19%.

 

Si contestaran la encuesta después de estos Días de Muertos recientes, que fueron de espanto para el peso mexicano, seguro que cambiaría su tan inestable opinión.

 

En el apartado de respuestas abiertas sobre los factores que podrían ser un lastre para crecer, el marcador en las primeras cinco respuestas se ha inclinado ya hacia lo local. Si bien lo externo determina en buena medida la suerte económico-financiera del país, lo cierto es que lo interno pesa mucho.

 

La respuesta número uno es la debilidad del mercado externo y la economía mundial concentra 24% de los temores. El precio de exportación del petróleo, que también es un factor externo, tiene 10% de las respuestas.

 

Pero entre los cinco factores principales que pueden obstaculizar el crecimiento económico mundial están la plataforma de producción petrolera, con 13%, que es un asunto meramente interno. Interviene también la política fiscal que se está aplicando y los problemas de inseguridad pública que sufrimos los mexicanos. Estas dos concentran 22% de las respuestas.

 

Al final del día queda claro que la encuesta que aplica el banco central apela a los conocimientos y experiencia técnica de los expertos consultados, pero también a sus estados de ánimo. Los brincos tan importantes de un mes a otro en las respuestas abiertas así lo proyectan.

 

Claro que al final son seres humanos… además de economistas.