El oficio de sepulturero no es un trabajo que cualquier persona se atreve a realizar, ya que no sólo se dedica a enterrar a los difuntos, sino también son los encargados de la fosa común y pasan  largas horas en el silencio sepulcral del panteón.

 

Gustavo, de 50 años de edad, ejerce este trabajo  desde hace 11 años en el Panteón Francés de la Piedad, ubicado en la delegación Cuauhtémoc, en el cual  muchos de sus ocupantes son franceses, o también de mexicanos pertenecientes a las familias más encumbradas de la época porfiriana.

 

A lo largo de sus años de enterrador, Gustavo ha inhumado a  músicos, actores, empresarios y cantantes.

 

Entre las personalidades cuyos restos descansan en estas tumbas están Roberto Gómez Bolaños, María Félix, Mauricio Garcés y Manuel Gutiérrez Nájera.

 

Gustavo afirmó  que no le asusta estar rodeado de tantos difuntos y comer en los alrededores de las fosas.

 

Su labor diaria consiste limpiar los lotes y  calles del área que tiene a su cargo. Entre los otros compañeros de trabajo realizan una lista, para que, conforme van llegando los ataúdes, preparen todo para el entierro.

 

En cada lote se pueden introducir de tres a seis féretros y la perforación en la tierra es de hasta cuatro metros. “En una fosa donde enterraran a seis ataúdes, me tardo aproximadamente cinco horas en cavar la tierra”, señaló Gustavo.

 

Gustavo dice que las horas que pasa en el panteón son muchas y no porque la demanda laboral sea abundante, sino porque el panteón Francés sólo cuenta con seis sepultureros hoy en día.

 

Comentó que debido a que la gente prefiere cremar a sus muertos y por el poco espacio que queda en el panteón, la demanda de sepultar a sus difuntos actualmente es muy poca en el camposanto.