MIAMI. Janet Reno, la primera mujer Procuradora General de Estados Unidos, quien cumplió ocho agitados años en el cargo bajo la presidencia de Bill Clinton, murió hoy a los 78 años, informaron familiares.
Gabrielle D’Alemberte, su ahijada, fue la encargada de dar a conocer el deceso ocurrido en Miami debido a complicaciones con la enfermedad de Parkinson.
Nacida en 1938, Reno creció en Miami, Florida, con padres que trabajaban como periodistas para los periódicos de Miami.
Tras recibir un título de la Universidad de Cornell, asistió a la escuela de derecho de Harvard a principios de 1960. Luego de trabajar para varias firmas de abogados en 1971 llegó a la Cámara de Representantes de Florida como director de personal.
La letrada de voz contundente trabajó bajo el gobierno de Clinton desde 1993 hasta 2001, convirtiéndose en el Procurador General de mayor duración en el cargo.
Pero su paso fue tumultuoso. Con unas semanas apenas en el trabajo, autorizó en 1993 la incursión mortal en el complejo de una secta en Waco, Texas, encabezada por su líder David Koresh.
Luego en el 2000 autorizó el allanamiento para tomar al niño cubano Elián González de seis anos, sobreviviente de un naufragio, de la casa de sus familiares en Miami y entregarlo a su padre en Cuba.
Más adelante encabezó el caso antimonopolio del gobierno contra el gigante informático Microsoft.
La ex fiscal de Miami exhibía a menudo una manera brusca que llegó a incomodar a la Casa Blanca, pero ella siempre decía que tomaba decisiones basadas en las evidencias y en la ley.
Apenas con 38 días en el cargo aprobó el 19 de abril de 1993, una incursión de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) al recinto de Waco de la secta avidiana en la que al final murieron 80 personas.
El FBI trataba de detener al líder de la secta, David Koresh, quien se decía el mesías y almacenaba armas. Cuatro agentes y seis miembros del culto murieron en un tiroteo subsiguiente, lo que llevó a un enfrentamiento de 51 días.
Tras un impase en las negociaciones, Reno dio el visto bueno para el allanamiento después de escuchar informes de abuso infantil en el recinto. La batalla terminó con la cabaña consumida en llamas.
Después tomó un interés personal en la pelea política sobre Elián González, “el balserito” sobreviviente de un naufragio cuya madre se ahogó huyendo de Cuba.
Reno se reunió con el niño y sus parientes de Miami que luchaban por impedir que regresara a Cuba y también con su padre y abuelas.
Reno argumentó que Elián pertenecía a su padre y autorizó a agentes armados llevarse al niño de la casa de sus familiares en una incursión en abril de 2000 para reunificarlo con su padre.
La decisión enfureció a la comunidad cubana exiliada que la criticó y algunos no duraron en insultarla y agredir su casa en Miami al considerarla “lacaya” del entonces presidente cubano Fidel Castro.
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