Los números más recientes le sonrían ayer Hillary Clinton, quien exhibía ayer una leve ventaja en los sondeos para las elecciones presidenciales de hoy en Estados Unidos. La ex secretaria de Estado arrancó con tono positivo el último día de su campaña, que la llevó ayer a recorrer 3300 kilómetros, Donald Trump Trump, por su parte, organizó un frenético recorrido por todo el país para aparecer en cinco eventos.
La candidata demócrata que tenía previsto visitar cuatro ciudades del noreste del país viajó primero a Pittsburgh, bastión de los demócratas en Pensilvania, donde pidió a los asistentes que voten pensando en su “futuro”. Más tarde se desplazó a Grand Rapids, Michigan, donde Trump se ha convertido en una auténtica amenaza. Posteriormente se desplazó a Filadelfia para uno de los mítines más importantes de su campaña junto a Barack y Michelle Obama, su marido Bill y la estrella de rock Bruce Sprinsteen. La larga jornada culminaría a medianoche en Raleigh, Carolina del Norte, antes de emprender el regreso a Nueva York.
El presidente Obama se sumó activamente a la actividad proselitista y en Ann Arbor, Michigan, dio el primero de tres discursos previstos. “Les pido que hagan por Hillary lo que han hecho por mí”, dijo Obama a una multitud.
Después de haber cruzado siete estados el domingo, Trump comenzó su día en Florida, el estado que, junto con Ohio, podría llevarlo a la victoria o sentenciar su suerte el martes.
“¿Quién hubiera creído esto?”, preguntó Trump delante de los 4000 seguidores que se acercaron a verlo en Sarasota, Florida, en referencia a su periplo de 18 meses en busca de la Casa Blanca.
Luego el candidato republicano sostuvo el segundo mitin del día, en Raleigh, Carolina del Norte, donde cuenta con una estrechísima ventaja. Por último, viajó a Manchester, New Hampshire, para luego encabezar su cierre en Grand Rapids, Michigan, un estado donde es poco probable que gane según las encuestas.
Proyecciones
Según The New York Times, la ex primera dama, tiene 85% de posibilidades de ganar las elecciones presidenciales de mañana, contra 15% de su rival republicano. Se trata de la última previsión hecha por el diario neoyorquino, basada en datos de las últimas encuestas nacionales.
Según The Washington Post, Clinton aparece con 275 votos electorales, cinco más de los necesarios para ganar, comparado con 215 para el republicano Trump, mientras persisten tres estados indecisos: Florida, Carolina del Norte y Nueva Hampshire.
“Aun si Trump retiene todos los estados que están sólidamente a su favor o inclinándose hacia él, y gana los tres estados en juego, aún le faltarían siete votos electorales para sumar 270”, estimó el diario.
En los nueve sondeos más recientes, Clinton figura a la cabeza en cuatro, Trump en tres y hay dos que apuntan a un empate, con una ventaja de 1.4 puntos porcentuales para el republicano en el promedio del portal RealClearPolitics.
Por su parte, en la casa internacional de apuestas William Hill, los apostadores se lanzaron sobre Clinton con cifras de hasta cinco ceros. “Hemos recibido apuestas por cientos de miles de euros, una de 550.000, otras de 180 mil y también 30 mil”, dijo un vocero de la casa de apuestas, que le da a Clinton 83% de probabilidad de éxito.
Quién controlará el Congreso
Más allá de la Presidencia, está en juego el control del Senado, que los demócratas quieren arrebatar a los republicanos tras haberlo perdido en las elecciones legislativas de 2014.
De los 100 escaños con que cuenta la Cámara Alta, en estas elecciones están en juego 34. Para que los demócratas recuperen el Senado, necesitan revalidar las bancas que ya tienen y que están en juego y arrebatar cinco a los republicanos (cuatro si gana Clinton, ya que el vicepresidente (Tim Kane) se convertiriía automáticamente en el presidente del Senado.
De acuerdo con la web especializada Cook Political Report, los demócratas estarían actualmente en disposición de arrebatar entre cuatro y seis escaños a los republicanos, lo que les devolvería el control del Senado.
Corte Suprema
Hasta ahora, los republicanos, valiéndose de su mayoría, vienen trabándole a Barack Obama el nombramiento del juez que reemplazará al conservador Antolin Scalia, fallecido el 13 de febrero. De este modo, la corte sesiona con ocho integrantes, cuatro nombrados por presidentes demócratas y cuatro por republicanos.
La confirmación de su sucesor requiere el voto favorable de 60 senadores. Los republicanos no solo rechazan cualquier propuesta al respecto el actual presidente, Barack Obama, sino que algunos, como su líder, Mitch McConnell, han defendido que la designación del sucesor de Scalia corresponderá al nuevo presidente y, por ende, al nuevo Senado.
Paradójicamente, esta doctrina los pone ahora en riesgo de perder su capacidad de veto y le abre a una eventual presidenta demócrata las posibilidades que Obama tuvo bloqueadas sistemáticamente.
¿Y si quedan empatados?
Dado lo reñido de la campaña surge la duda de qué pasaría si ambos empataran a 269 compromisarios. Dejando a un lado los estados teóricamente afianzados por los dos candidatos, si Clinton ganara en Pensilvania y Colorado y Trump lo hiciera en el resto de los decisivos (Florida, Ohio, Nuevo Hampshire, Nevada, Carolina del Norte y Iowa), el resultado sería de empate a 269.
En el caso de que Pensilvania y Colorado pasaran al controvertido empresario y la ex primera dama se alzara con Florida, el desenlace sería el mismo, 269, por lo que ninguno alcanzaría la mágica cifra de 270 que marca la mayoría.
La Duodécima Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, aprobada en 1804, establece que, de no alcanzar una mayoría absoluta de compromisarios ninguno de los candidatos, la elección del presidente quedaría en manos de la Cámara de Representantes, y la del vicepresidente en la del Senado. Los republicanos gozan actualmente de una holgada mayoría en la Cámara de Representantes (247 a 188), por lo que la elección de Trump, incluso con alguna disidencia interna, parece un hecho.
En el Senado, el partido de Abraham Lincoln también disfruta de una mayoría sobre los demócratas, suficiente para asegurar la Vicepresidencia al gobernador de Indiana y compañero de fórmula de Trump, Mike Pence.