Con una obra que comprende romances, sonetos, liras, endechas, redondillas, décimas, villancicos, obras de teatro y prosa, la poetisa mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, nacida el 12 de noviembre de 1651, se erigió como figura de la literatura en lengua española.
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana nació en San Miguel Nepantla, aunque en 1659 su madre la llevó a la capital, donde recibió del sacerdote Martín Olivas sus primeras lecciones de latín, idioma que llegó a dominar con maestría.
De natural belleza y talento, pronto cobró fama e ingresó en la corte, como dama de honor de la virreina Leonor María Carreto, marquesa de Mancera, a quien dedicaría algunos sonetos con el nombre de Laura.
De acuerdo con datos publicados en la página de Internet de la Universidad del Claustro de Sor Juana, el 14 de agosto de 1667 ingresó como novicia a la orden de las Carmelitas Descalzas, de donde salió pocos meses después, debido a que no toleró el rigor de la orden.
Hacia 1668, Juana Inés ingresó como novicia al convento de San Jerónimo; profesa como religiosa en este mismo convento el 24 de febrero de 1669. Una primera enfermedad del tifus la pone en verdadero peligro hacia los años de 1671 o 1672.
Su obra abarca poesías líricas, dramáticas, alegóricas, sacras, festivas y populares, además escribía de continuo en verso y en prosa. Inscrita en el estilo barroco, su poesía es rica en complejas figuras del lenguaje, conceptos ingeniosos y referencias a la mitología grecolatina, refirió el sitio web de la Enciclopedia de la Literatura en México.
Consagrada al estudio, llegó a reunir cuatro mil libros, numerosos mapas e instrumentos musicales, pero sobre todo no dejó de suscitar y crearse envidias y problemas debido a su forma de pensar, escribir y actuar.
El primer libro publicado por Sor Juana Inés de la Cruz fue “Inundación Castálida”, en el que reunió una buena parte de su obra poética, fue publicada en Madrid, mucho antes que en la Nueva España.
Para 1690 Sor Juana escribió “Carta athenagórica”, en donde contesta un famoso sermón del padre portugués Antonio Vieyra, donde replica acerca de las finezas de Cristo; carta que le costó un fuerte regaño y duros cuestionamientos sobre su vida religiosa.
En la “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz” (1691), Sor Juana Inés de la Cruz da cuenta de su vida y reivindica el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento “no sólo les es lícito, sino muy provechoso”, de acuerdo con el portal web biografiasyvidas.com.
Aunque admirada y cortejada decidió abrazar la existencia monástica. Dejó escrito que fue su deseo vivir sola, no tener ocupación alguna obligatoria que interviniera en la libertad de sus estudios, “ni el rumor de la comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros”.
Entre su obra, destaca el poema “Primero sueño”, la comedia “Los empeños de una casa” o el auto sacramental “El divino Narciso”, así como “Amor es más laberinto”, “Neptuno alegórico”, “Poesía amorosa”, “Villancicos”.
En el convento de San Jerónimo, en donde pasó el resto de su vida, Sor Juana Inés de la Cruz realizó oficios de contadora y archivista pero, más que nada, se dedicó al estudio y a la escritura. Falleció el 17 de abril de 1695.
jram