Sevnica, una localidad eslovena de apenas 5 mil habitantes, poco tiene que ver con el glamur de Nueva York o las intrigas políticas de Washington, pero allí tiene sus orígenes Melania, esposa del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, ahora primera dama de Estados Unidos.

 

Melania Trump nació hace 46 años en la entonces Yugoslavia socialista como Melanija Knavs, hija de Amalija, una sastre empleada en una factoría local, y de Viktor, un miembro del Partido Comunista esloveno.

 

En su libro “Melania Trump -The Inside Story: From a Slovenian communist Village to the White House”, los periodistas eslovenos Bojan Pozar e Igor Omerza publican un documento del archivo del Partido Comunista de 1987 en el que Viktor Knavs figura como miembro.

 

Algo que niega el equipo de campaña de Trump, un empresario multimillonario y acérrimo enemigo de esa ideología.

 

Ser miembro del partido en aquellos tiempos podía significar para una familia humilde ciertos privilegios y mejores empleos, como el que tenía la madre de Melanija en Jutranjka, la mejor fábrica textil, consideran algunos comentaristas eslovenos.

 

Así fue la infancia de Melania Trump

 

Ese temprano contacto con la moda marcó a Melanija, que ya con siete años tenía acceso a revistas de moda occidentales, muy difíciles de obtener en la Yugolasvia comunista.

 

 

“Desde pequeña quería ser diseñadora. Le gustaba tejer. Tejíamos juntas gorras, guantes y suéteres” cuenta a Efe Mirjana Jelancic, una amiga de juventud de la estrenada primera dama.

 

Jelancic, ahora directora de la escuela primaria donde estudió Melanija, asegura que la famosa modelo apenas ha cambiado desde su época de juventud.

 

“Siempre tuvo talento para el dibujo y las manualidades. Tuvo siempre algo especial, de persona sofisticada, con buenos modales y discreción”, asegura mientras muestra fotos de la niña Melanija con sus compañeros de clase.

 

Cuenta que fue muy buena alumna, agradable y bienintencionada, que vestía de forma informal pero con mucho estilo.

 

Melania Trump, un giro de 180 grados

 

Melanija, que cambió más tarde su nombre a Melania y su apellido en Knauss, y luego en Trump al casarse con el nuevo presidente de Estados Unidos, ha jurado que nunca regresará a Sevnica, rechaza hablar esloveno y ha cambiado tanto que incluso su cuerpo está hoy muy “reconstruido”, aseguran algunos testigos citados en el libro de Pozar y Omerza.

 

“Cuando yo la conocía no tenía mucho busto y ahora, de repente, tiene pechos enormes”, comenta en esa obra uno de los varios supuestos ex novios eslovenos de Melania.

 

El renombrado fotógrafo esloveno Stanislav Jerko, que descubrió a Melania y la lanzó al mundo de las “top models”, asegura a Efe en Liubliana que “de ella sólo puede decir cosas buenas”.

 

El artista conoció a la modelo en la época en la que ella atendía la escuela media de diseño industrial en Ljubljana, la capital eslovena.

 

“Un día de 1987 salí un poco antes de una revista de modas. Noté afuera a una muchacha que estaba esperando allí a alguien, muy bonita, alta, buena figura. Vi en ella a una posible fotomodelo”, rememora Jerko para Efe.

 

Unos días después le hizo su primera foto, que aún hoy conserva con orgullo y en la que reluce el singular atractivo de la Melania de 17 años.

 

Así empezó la carrera de una modelo cuya imagen acabaría apareciendo en la portada de revistas como Vanity Fair, Vogue o Elle.

 

“Cuando la veo hoy en la televisión, me parece que sigue muy hermosa, una belleza ahora americana. Lo que sí, no tiene ese brillo adentro que debería emanar una mujer. No sé por qué”, comenta Jerko.

 

Los padres de Melania se mudaron en 1995, cuando su hija ya comenzaba a despuntar en el mundo de la moda, del típico edificio comunista gris en que habían vivido a un barrio elite de Sevnica inaccesibles para los periodistas.

 

Agentes de seguridad privados se apresuraron a advertir a Efe de que incluso fotografiar la casa podría representar un “acto contra la orden y la paz públicos, sancionable”.

 

Trump, su historia de amor

 

Donald Trump nunca ha visitado el lugar en que su esposa pasó toda su juventud. De hecho, el candidato sólo ha estado una vez en Eslovenia, y sólo durante unas horas.

 

Fue en 2004, cuando el ahora presidente de los Estados Unidos pidió la mano de Melania y la pareja almorzó con los padres de ella en un centro turístico de lujo en el lago Bled.

 

El restaurante del hotel “Grand Toplice Bled“, donde se produjo el encuentro, muestra aún las fotos de los célebres comensales.

 

En general, en Eslovenia no hay demasiado entusiasmo por la nueva “first lady” que parece haberse olvidado de sus orígenes y menos aún por su esposo, que se percibe como un político de ultraderecha que los desprecia.

 

Melania no será la primera exmodelo en la Casa Blanca, porque Pat Nixon y Betty Ford también lo fueron, pero sí la primera en haber posado desnuda y la única tercera esposa de un presidente. Como a ella le gusta decir, nada es convencional cuando se trata de Donald Trump.

 

jram