La falta de planeación de desarrollo urbano y la poca vigilancia que existe sobre la implementación de las iniciativas de gobierno y los altos índices de corrupción complican la movilidad en las grandes ciudades e incrementan la concentración de gases de efecto invernadero, señaló Mario Molina, premio Nobel de Química.

 

En su participación en la Cumbre Infonavit 2016, Financiamiento a la Vivienda, el experto dijo que para estimular el cumplimiento de estos planes es urgente crear observatorios ciudadanos, porque todavía hay problemas serios de corrupción, como las mordidas para pasar la verificación o la construcción de edificios en zonas prohibidas.

 

“El costo de no respetar los planes de urbanización puede ser de decenas de millones de pesos para una ciudad grande, porque la gente tarda horas en llegar a su centro de trabajo, pero el costo económico es solamente una parte del problema, porque también hablamos de calidad de vida”, dijo.

 

Además, señaló que los cambios en la urbanización no son caros, comparados con las consecuencias que desencadenaría un aumento de la temperatura de la superficie terrestre por encima de 5 grados centígrados.

 

“Si llegáramos a esas temperaturas a finales de siglo, habría zonas inhabitables, migraciones masivas, hambrunas gigantescas, sería costosísimo y totalmente inaceptable”, por lo que más que un problema monetario es un problema ético, mencionó.

 

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