WASHINGTON. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su homólogo de México, Enrique Peña Nieto, acordaron hoy seguir tomando medidas para consolidar los mecanismos de cooperación bilateral creados “con apoyo bipartidista” y garantizar que la alianza entre los dos países “perdure”.
Según informó la Casa Blanca, Obama y Peña Nieto hablaron por teléfono hoy, seis días después de la victoria del republicano Donald Trump en los comicios presidenciales celebrados en EU, algo que ha generado miedo e incertidumbre en México por las promesas de campaña del ahora presidente electo.
Durante la llamada, Obama expresó a Peña Nieto “lo mucho que Estados Unidos valora y depende de su relación y colaboración con México”.
Por su parte, Peña Nieto elogió a Obama “por ser un amigo firme del pueblo mexicano y un socio comprometido”, de acuerdo con el comunicado de la Casa Blanca.
Los dos mandatarios analizaron durante la conversación el “progreso” logrado en la profundización de las relaciones económicas bilaterales, en el combate al crimen organizado y en el manejo de los flujos migratorios.
Ambos acordaron “seguir tomando medidas para consolidar la relación e institucionalizar los mecanismos de cooperación que se han creado con apoyo bipartidista para asegurar que la sólida y mutuamente beneficiosa alianza entre Estados Unidos y México perdure”, detalló la Casa Blanca.
Durante su campaña electoral, Trump prometió construir un muro en la frontera entre EU y México para frenar el flujo de indocumentados, y aseguró que el país vecino lo pagaría.
En una entrevista con el programa “60 Minutos” de la cadena CBS divulgada este domingo, Trump reiteró su promesa de construir ese muro, aunque admitió que podrían alzarse “vallas” en “ciertas áreas” de los más de 3.000 kilómetros de la frontera entre los dos países.
Además, aseguró que deportará a los inmigrantes que tienen “antecedentes penales”, que calcula en cerca de tres millones, y que el futuro del resto de indocumentados lo decidirá una vez que haya fortalecido la seguridad en la frontera con México.
Esa propuesta supone un cambio frente a lo que defendió en la campaña, cuando Trump habló de expulsar a los 11 millones de indocumentados que se calcula que viven en el país, incluidos los mexicanos, a los que llamó “criminales y violadores”.
Trump, como candidato presidencial republicano, visitó México en agosto por invitación del Gobierno mexicano, lo que desató una avalancha de críticas hacia Peña Nieto, que fue tildado hasta de traidor.
En una entrevista publicada en septiembre, Peña Nieto dijo que la respuesta de Trump a la invitación fue “sorpresiva” y admitió que la decisión de invitarlo quizá fue “acelerada”, pero insistió en que fue correcta.
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