Por su creatividad, estilo y destreza, Dulce Elvia Gutiérrez, con Le Petit Bleu; Carlos Enrique Osuna Zamora, con L’artiste Mystérieux, y David Antonio Martínez Bernal, con Le Rouge, fueron los ganadores del concurso de ilustración y dibujo Una noche en París con Toulouse Lautrec.

 

Convocado en el marco de la exposición temporal El París de Toulouse Lautrec. Impresos y carteles del MoMA, que permanecerá en el Museo del Palacio de Bellas Artes hasta el 27 de noviembre de 2016, el certamen convocó a cerca de 170 participantes.

 

El jurado, integrado por investigadores del recinto, eligió a los ganadores según su creatividad, la calidad de la imagen, los colores, el estilo y el uso de la esencia de la obra de Toulouse-Lautrec.

 

Los premiados recibieron plumas Montblanc: M Ballpoint, Starwalker Resim Ballpoint y Meisterstuck Classique Platinium Ballpoint.

 

El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) destacó que los participantes se inspiraron en la moda y el arte plasmados en las piezas del insigne artista francés, ilustraciones que transmiten la visión de la moda de la época.

 

El evento, organizado por el Museo del Palacio de Bellas Artes, L’Officiel México y Montblanc, busca con este concurso que se centra en el uso de la esencia de la obra de Toulouse-Lautrec, convocar y reconocer el talento mexicano.

 

La exposición abarca más de 100 ejemplos, entre litografías, revistas, partituras, programas de teatro y libros ilustrados, que en su conjunto forman una especie de diario sobre los espectáculos, las obras de teatro y las óperas de la ciudad de París a finales del siglo XIX.

 

Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901) fue uno de los grabadores más talentosos e innovadores de finales del siglo XIX.

 

Su trabajo capturó la imaginación del público desde el momento mismo en que apareció su primer cartel en las calles de París, en 1891, y aún sigue siendo objeto de fascinación a 150 años de su nacimiento.

 

Lautrec provenía de una familia aristocrática; sin embargo, se sentía en su ambiente en los barrios bohemios de París, las calles de la ciudad, las sórdidas tabernas de Montmartre y los cafés cantantes que se convirtieron en su entorno e inspiraron su obra.