La cineasta alemana Maren Ade destacó hoy la necesidad de acabar con las barreras nacionales al recoger el Premio Lux 2016 del Parlamento Europeo (PE) concedido a su película Toni Erdmann, una comedia reconocida como ejemplo de los valores europeos.
En Estados Unidos no soy alemana, soy europea y estoy muy orgullosa de ello. Es un alivio no llevar al exterior solo mi mundo alemán, dijo en rueda de prensa Ade tras recoger el premio al comienzo de una sesión del pleno del PE en Estrasburgo (Francia).
Toni Erdmann trata de una ejecutiva alemana, interpretada por Sandra Hüller, que lleva en Rumanía una vida globalizada y que tiene una complicada y escasa relación con su padre (Peter Simonischek), que intenta recuperar los lazos paternofiliales perdidos.
Una película que es un ejemplo de la integración europea que quiere fomentar el Premio Lux, no solo por su temática, sino también por que es una coproducción entre Alemania, Austria y Rumanía.
Los eurodiputados han elegido esta película que no ofrece respuestas sencillas, pero entre carcajadas nos anima a buscar aquello que debemos proteger y cultivar, según señaló el presidente del PE, Martin Schulz, encargado de entregar el Lux a Ade.
Este filme se impuso a las otras dos finalistas: la cinta de animación Ma vie de courgette, del suizo Claude Barras, y a À peine j’ouvre les yeux, de la tunecina Leyla Bouzid.
Era la primera vez que una cinta de animación era finalista al Lux, que cumple este año su décimo aniversario y que pretende seguir impulsando el cine independiente en Europa y fomentando historias sobre temas sensibles que muchas veces se adelantan a los debates que celebra la Eurocámara, destacó la presidenta de la Comisión de Cultura y Educación del PE, Silvia Costa.
Un premio que otorga a las tres finalistas la financiación para subtitular los trabajos a las 24 lenguas oficiales de la UE para que puedan divulgarse en todos los países comunitarios.
La película ganadora es además adaptada para las personas con discapacidad visual y auditiva y recibe apoyo para su distribución internacional.
En un momento difícil como el que vive ahora Europa, el cine es un lenguaje vivo que crea comprensión, reúne la diversidad europea y destruye muros, afirmó Costa.
Una idea en la que ahondó Maren Ade, para quien el cine es un medio poderosos porque puede llevarte a otro lugar y dejarte entrar en la cabeza de la gente, además de provocar debates y curiosidad para saber de dónde vienen las historias y los cineastas.
Un ejemplo de ello es una de las películas finalistas, À peine j’ouvre les yeux, una coproducción franco tunecina pero que se desarrolla enteramente en Túnez unos meses antes del estallido de la primavera árabe.
Es muy simbólico que una película tunecina sea apoyada por el PE y pueda ser vista en toda Europa cuando trata sobre el mundo árabe. Es muy importante que este filme se vea como un filme europeo, aseguró la coguionista Marie Sophie Chambon.
De ahí la importancia que los tres cineastas de las películas finalistas concedieron al hecho de haber participado en un premio que quiere aumentar su importancia en los próximos años, con un mayor acercamiento a festivales internacionales, más implicación de la Comisión Europea y el refuerzo de los acuerdos bilaterales con los países mediterráneos.
Porque películas como las finalistas de esta edición sirven para recordar que los nexos que nos unen a los europeos son más fuertes que las cosas que nos separan y que la fuerza de Europa radica en su diversidad, dijo Schulz en el plenario.
Las tres películas finalistas demuestran que solo podemos construir un mundo mejor si nos preocupamos de verdad de quien nos rodean, agregó el presidente de la Eurocámara.
OR