Tiene razón el senador Barbosa: antes de exigir “piso parejo”, los aspirantes rumbo a la candidatura presidencial amarilla primero deben de construir el piso.
El PRD está demolido y su militancia, enojada con su dirigencia; sus alianzas vergonzantes le confirmaron el mote de izquierda light. Y su cercanía al poder, su patrocinio al Pacto por México y sus negociaciones en lo oscurito les acuñó el calificativo de traidores; por cierto, muy difícil de evitar en las próximas elecciones.
Por eso acierta el legislador federal al calificar de extraña y sorpresiva la declaración de gobernadores del Sol Azteca que han manifestado sus intenciones de contender por la candidatura presidencial de su partido.
Señaló Barbosa que es momento de comprometerse con la transformación del PRD y devolverle su condición de partido de oposición, desligándose del poder público, y después preocuparse de quién los abanderará.
Graco Ramírez, Silvano Aureoles, Arturo Núñez, Carlos Joaquín y el doctor Mancera -aunque no participó en el autodestape de hace unas horas- están pensando en el “quién” y se olvidaron del “qué”, “para qué” y el “cómo”.
Flaco favor nos hacen a los mexicanos los suspirantes del partido que aglutinó al PMS, PMT, PSUM, MRP, UIC, ACRN y al PST -y que fundara Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Heberto Castillo y Gilberto Rincón Gallardo, entre muchos otros valientes- porque reducen, con sus legítimas aspiraciones claro, a una vulgar agencia de colocaciones, cuando el PRD fue la esperanza del cambio de rumbo.
Cómo se extraña a los ideólogos, a los pensadores, a los revolucionarios y alborotadores de conciencias, que por muchos años le dieron vida al partido de izquierda de nuestro país, que nació ante la urgencia de moldear un nuevo modelo de nación.
Ahora son muy menores los que representan al PRD y bien podrían, por cierto, eliminar la “R” de sus siglas, porque ya no revolucionan absolutamente nada.
Tengo muchos amigos que militan en este partido, y muy pocos aún se defienden de mis críticas en la tv, radio, prensa escrita y portales web porque saben que mis señalamientos son sencillamente un diagnóstico preciso de lo que viven. Y, claro, su ánimo confirma la terrible enfermedad que padecen: desunión, falta de liderazgos reales, instituto satélite y heridos de muerte por sus relaciones de negocios.
En 2018, si continúan así, serán un mero espectador de la distribución del poder; y, claro, seguirán administrando sus concesiones para que los verdaderos dueños del partido sigan viviendo como reyes, mientras los plebeyos buscan otras opciones de cambio real.
Quizá ya es muy tarde para que lo comprendan los titulares del Ejecutivo de Morelos, Michoacán, Tabasco, Quintana Roo y el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, porque ante su inmovilidad de presentarse como alternativa de transformación, prefieren ser parte de la simulación y conseguir la candidatura.
Ojalá lo entiendan: no está en juego quién es el candidato del PRD a la Presidencia de la República, sino cómo le cambian la vida a millones de mexicanos que alguna vez los vio como opción.
¡Pobres gobernadores perredistas; pobre México!
@GustavoRenteria
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