NUEVA YORK. El presidente electo, Donald Trump, quiso desmarcarse de la extrema derecha en una amplia entrevista en la que habló sobre el cambio climático, negó sus posibles conflictos de intereses y continuó con sus ataques a los grandes medios.
En una de sus escasas salidas de la Torre Trump, el presidente electo se desplazó hasta la sede de The New York Times para responder durante algo más de una hora a las preguntas del periódico, uno de los blancos favoritos de sus críticas a la prensa.
En el encuentro, del que el diario fue informando en directo, Trump expresó su rechazo al movimiento de la ultraderecha conocido como “alt-right”, que apoyó mayoritariamente su candidatura.
“Repudio a ese grupo”, aseguró el próximo presidente de EU, que aseguró que no cree haber hecho cosas que hayan dado fuerza al movimiento, basado en buena medida en un nacionalismo blanco como valor fundamental.
Trump defendió de las críticas al que será su estratega jefe, Stephen Bannon, cuyo nombramiento ha sido atacado con dureza por los demócratas y por muchos medios de comunicación precisamente por sus vínculos con la “alt-right”.
“Si creyese que es un racista o de la alt-right o cualquiera de esas cosas (…) ni siquiera habría pensado en contratarlo”, dijo.
Bannon se dio a conocer al frente del portal de noticias Breitbart, uno de los medios favoritos de la extrema derecha en Estados Unidos y que ha alimentado las posturas de racistas, antiinmigrantes y misóginos con enfoques sensacionalistas.
Para Trump, sin embargo, Breitbart no deja ser un medio de comunicación más, que cubre “historias como ustedes cubren historias”, dijo a los periodistas de The New York Times.
Trump fue preguntado también sobre una conferencia de extrema derecha celebrada en Washington y en la que se pudo ver a personas haciendo el saludo nazi y celebrando su victoria electoral.
“Lo rechazo y condeno”, dijo al respecto.
El presidente electo aprovechó la conversación para defenderse frente a quienes dicen que sus negocios pueden generar un conflicto de intereses cuando esté al frente de la Casa Blanca.
“La ley está totalmente de mi lado, el presidente no puede tener un conflicto de intereses”, apuntó Trump, que confirmó que tiene intención de ceder el control de su compañía a sus hijos y que se mostró molesto con el escrutinio al que él y su familia están siendo sometidos en este ámbito.
Trump insistió en que su empresa es para él “muy poco importante” en comparación con sus nuevas responsabilidades, pero descartó la opción de deshacerse de ella, argumentando que es “muy difícil” por sus “propiedades inmobiliarias”.
Al mismo tiempo, admitió que su victoria en las elecciones ha favorecido a su marca y dijo que “probablemente” el hotel que tiene en Washington es ahora “un activo más valioso” que antes de los comicios.
El presidente electo abordó también asuntos como el cambio climático y dijo que está considerando la posibilidad de retirar a EU de los acuerdos internacionales, aunque no lo dio por seguro.
“Estoy mirándolo muy de cerca. Tengo una mente abierta sobre ello”, señaló sobre la opción de salir del Acuerdo de París sobre clima, algo que prometió durante su campaña.
Además, tocó brevemente algunos temas de política exterior, como la guerra en Siria, sobre la que dijo tener una postura “distinta a la de todo el mundo”, y el conflicto de Oriente Medio, en el que le gustaría “ser quien lograse la paz entre Israel y los palestinos”.
Antes de responder a las preguntas de los periodistas, Trump abrió su encuentro con The New York Times criticando abiertamente el trabajo del periódico y acusándole de ser “muy injusto” en la cobertura de su campaña.
Desde su elección, Trump no ha tenido reparos en mantener el tono agresivo contra los medios, acusándolos de corruptos y deshonestos.
La cita con el Times, de hecho, estuvo a punto de no celebrarse, pues horas antes Trump anunció su cancelación argumentando que el diario quiso cambiar las condiciones, algo que el Times negó.
El magnate dio luego marcha atrás, pero no sin antes haber acudido a Twitter para hablar de The New York Times como un periódico fracasado y quejarse de que informa sobre él de forma “imprecisa y con un tono desagradable”.
Luego, ya en la sede del diario y tras protestar por la dureza con la que le trata, se refirió a él como “una joya” y confió en que puedan llevarse bien con él.