Fidel Castro tenía 29 años cuando llegó a la Ciudad de México para planear la revolución en Cuba, un proceso que parece terminar con su muerte, ocurrida el viernes y difundida por su hermano Raúl.

 

PAG-14-5_DANIEL-PERALES_Antonio-del-Conde
En las calles de la capital mexicana el luto fue parcial. Se notó en aquellos lugares que las leyendas relacionan a Fidel con sucesos importantes durante su estancia en la ciudad.

 

En las inmediaciones de la calle Bucareli, un desfile navideño opacó el moño negro colocado en el Café La Habana, lugar en el que, se dice, se planeó la Revolución Cubana. Aunque para José Antonio Calvo, contador del lugar, no pasa de ser una historia, pues no hay nadie que lo constate.

 

 

Un domicilio de la calle José de Emparán, colonia Tabacalera, también se identifica con una placa en honor a Fidel Castro y el “Che” Guevara. Ahí ambos se conocieron; pero ya no hay nadie que lo platique.

 

Pero al sur de la capital, en una casa de la colonia Chimalistac, no hay placa ni moños negros. Es un domicilio discreto con tres timbres. El último botón tiene una cinta con el nombre “A. del Conde”.

 

La noticia sobre la muerte de Fidel Castro hizo que ese timbre sonará más de una vez durante el sábado, justo antes de que Antonio del Conde, nombre completo de quien vive en ese domicilio, se dispusiera a hacer sus maletas para dirigirse a la embajada de Cuba y después directo a la isla, para dar las condolencia por el fallecimiento de quien fuera su jefe y cuyo primer encuentro fue en 1955 cuando Castro buscaba armas.

 

 

Del Conde es un hombre delgado, ojos azules y completamente lúcido. Sólo hay que hablarle fuerte y un poco más cerca. Para llegar a una pequeña sala, que pareciera estar preparada para hacer entrevistas, hay que subir unas escaleras que tienen al pie una virgen de Guadalupe con dos banderas de papel, la de México y la de Cuba.

 

Unas horas antes de que se difundiera la noticia de la muerte de Fidel, Antonio del Conde se encontraba en Tuxpan, Veracruz, para celebrar el aniversario de la salida del yate Granma. En esa pequeña reunión pidió a los asistentes un aplauso para Fidel, quizá el último que recibió en vida.

 

“A las 11:00 de la noche un compañero me habló. Me quedé callado, no tuve palabras y no tengo palabras que decir”, dijo.

 

El cuate, como lo apodó Castro, estuvo convaleciente durante 15 días, su estado de salud era delicado. Ahora que vive esta pérdida dice que Fidel sólo se le adelantó.

 

Recordó que fueron 50 años los que le costaron a Fidel Castro cambiar al pueblo cubano. A la isla le dio educación, cultura, salud, deporte y civismo. Así logró su cometido de transformar a Cuba.

 

Hace tres años fue su último encuentro con él, pero al ver el estado de salud del comandante no quiso interferir con su tranquilidad.

 

Describe a Castro como su guía, su jefe y el líder de una revolución. El cuate aceptó la política del comandante porque le pareció más justa. Pero a pesar de que el entorno cambió, Fidel nunca dejó de ser el mismo; afirma, era muy humano, y está seguro que quedó satisfecho con lo que logró.

 

“Era una persona muy humana, una persona única, con una memoria infalible, increíble. Se preocupaba por todo y se enteraba de todo, de todo el mundo, tenía una capacidad para estudiar y comprender de una forma increíble”, aseguró Del Conde.

 

La plática fue corta, la prisa por preparar sus maletas y llegar a la embajada lo hizo agradecer por la entrevista. Se paró frente a la réplica del Granma para un par de tomas fotográficas y después dar una explicación sobre uno de los carteles en el cuarto donde guarda los recuerdos de Fidel, bajó las escaleras para partir hacia la despedida a su jefe, líder de la Revolución Cubana.

 

En Tuxpan

 

Horas antes de que se supiera el deceso de Fidel Castro, Del Conde acudió a Tuxpan, Veracruz, donde partió el Granma rumbo a Cuba; en esa reunión se ofreció un último aplauso para Fidel.

 

Frases

 

“Eso fue lo que a mí me interesó, me llamó la atención y me gustó. Eso fue lo que yo apoyé del comandante Fidel Castro, el ver por su pueblo”

 

“El comandante Fidel Castro cambió mi vida radicalmente, cambió mi vida como cambió la vida de mucha gente y de muchos países en todo el mundo, eso es innegable”