Este jueves rendirán protesta dos gobernadores con un común denominador: la crisis política y económica de sus entidades.
Miguel Ángel Yunes Linares es de Soledad de Doblado y cumplirá su viejo sueño a unos días de soplar 64 velitas. El ex tricolor es un abogado valiente y siempre tirado para adelante, que llegó hasta lo más alto del Gobierno federal, ocupando la Dirección General del ISSSTE, la Subsecretaría de Seguridad Pública y el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, todo de la mano de la maestra Elba Esther Gordillo.
En la tierra que gobernará fue secretario general de Gobierno -durante la gestión de Patricio Chirinos- y diputado local. También fungió como legislador federal.
Me dijo varias veces en entrevistas radiofónicas que le robó la elección Javier Duarte de Ochoa el 4 de julio de 2010, y ahora los papeles cambiarán: el ex gobernador es un vulgar prófugo de la justicia y Yunes se encargará de cimbrar a México con las pruebas de las corruptelas del impresentable de su antecesor.
Lo han acusado de casi todo, como enriquecimiento ilícito y pederastia, pero está a unas horas de iniciar su minigobernatura en medio del escándalo.
Alejandro Murat Hinojosa, por su parte, es mexiquense, pero oaxaqueño de sangre; es hijo del muy polémico José Murat, aunque como siempre lo hemos dicho: no existe el delito de “portación de papá prohibido”.
Acaba de cumplir 41 y es abogado por el ITAM y maestro en derecho por la Universidad de Columbia en Nueva York.
Ya fue diputado federal, director general del Sistema de Radio y Televisión Mexiquense y director general del Infonavit.
En su campaña no ofertó meter a la cárcel a su antecesor como Yunes, pero bien podría cortar tela de la deshonestidad de Gabino Cué Monteagudo.
“Jorge Castillo Díaz es el operador del gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, y también del que fuera candidato del PAN-PRD, José Antonio Estefan. En la actual gestión ha amasado una fortuna estimada en siete mil millones de pesos, de acuerdo a información en poder de El Financiero”, reportó el diario el 16 de mayo de este año.
“El Coco Castillo no tenía cargo público, pero fue el responsable de cabildear contrataciones gubernamentales. Llegó a tener un nombramiento como representante del gobierno oaxaqueño en la capital del país, pero en realidad su trabajo siempre fue tras bambalinas” para saquear la entidad por instrucciones de su jefe: Cué Monteagudo.
El Financiero dio cuenta en aquella investigación -firmada por la colega Nayeli Cortés- de 26 cuentas a nombre de Castillo, abiertas entre 2010 y 2014, en Bancomer, Scotiabank y HSBC. Los depósitos sumaron siete mil 401 millones 27 mil 46 pesos. El 84% de éstos se realizaron en 20 cuentas abiertas en 2014.
En unas horas inician los trabajos oficiales de dos nuevos mandatarios estatales, con gobernados muy pobres y con un desánimo acumulado. A ellos dos, mucha suerte, porque si les va bien, les irá bien a los veracruzanos y los oaxaqueños.
Y, claro, en esta columna seguiremos con lupa su actividad. Denunciaremos las omisiones y errores y, por qué no, subrayaremos lo que esté bien hecho en sus mandatos.
@GustavoRenteria
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