Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron en la Zona Arqueológica de Tlatelolco (ZAT) una nueva estructura circular, aparentemente dedicada al dios del viento Ehécatl-Quetzalcóatl, la cual próximamente será abierta al público.
En conferencia de prensa y recorrido por el sitio se informó que el descubrimiento, donde se han hallado casi 30 entierros humanos y 43 mil objetos arqueológicos, mil de ellos completos, amplía la zona monumental hasta un nuevo horizonte del que todavía se desconoce su límite.
La estructura se encuentra en un terreno ubicado sobre la avenida Ricardo Flores Magón, entre las calles de Lerdo y General Régules, en la zona de Nonoalco Tlatelolco.
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— INAHmx (@INAHmx) 30 de noviembre de 2016
La actividad con la prensa fue encabezada por Edwina Villegas, titular de ZAT; Pedro Francisco Sánchez, coordinador Nacional de Arqueología; y Eduardo Matos Moctezuma, Investigador Emérito del INAH.
Vía videograbación, el arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo, responsable del Proyecto Tlatelolco; el supervisor del proyecto de salvamento, Eduardo Luna Vargas, y la antropóloga física, Nancy Miramón Valdez.
Los especialistas resaltaron la importancia del descubrimiento e indicaron que se presume que el basamento fue dedicado al dios del viento por los objetos encontrados en el sitio.
Precisaron que entre los 43 mil vestigios se hallan una osamenta de recién nacido, huesos de aves, espinas de maguey, restos de copal, una cuenta circular de piedra verde, además de una olla cercana al sitio con malacates, incensarios y figuras de cerámica con representaciones de monos y picos de pato relacionados con la divinidad.
Explicaron que el terreno sobre el que se encuentra la estructura mide unos 300 metros cuadrados y se trata de una construcción circular de unos 12 metros de circunferencia, casi 1.20 metros de altura cubierta de estuco blanco, conservado en 70 por ciento de su superficie.
Detallaron que a raíz de la construcción de un centro comercial en el lugar, la empresa responsable solicitó al INAH realizar trabajos para ver si habían vestigios arqueológicos. Tras la exploración se hizo el hallazgo de la superficie de la estructura circular y bicónica en 2014.
De entonces a la fecha se han realizado dos temporadas de trabajos y en mayo de 2016 quedó liberado el templo, segundo de su tipo hallado en esta zona arqueológica, que tiene más de 650 años de antigüedad y se encuentra a una profundidad de tres metros bajo el nivel de la calle.
Señalaron que en la primera temporada en el lugar se recuperó el material cerámico y 20 entierros, entre adultos, niños y animales, y en la segunda se liberó la estructura, se identificó el estuco y se halló una cista para ofrenda en la entrada oriental del templo y siete entierros humanos más, que actualmente están en análisis.
Precisaron que se trata de una estructura circular en sus costados norte, oeste y sur, con una conversión rectangular en su entrada, lado este, que coincide en diseño y orientación con la edificación dedicada a esta misma deidad que se encuentra en la entrada de la zona arqueológica tlatelolca.
Sin embargo, esta nueva construcción presenta particularidades: la primera de sus tres etapas constructivas data de los años posteriores a la fundación de la ciudad, 1337 d.C., y tiene paredes bicónicas (inclinadas en vez de rectas), lo que la distingue del resto de las ruinas prehispánicas de la Plaza de las Tres Culturas.
Sobrepuesta a esta fase está la segunda etapa (entre 1376 y 1417 d.C.), que es la más visible del conjunto; de la tercera (hacia 1427 d.C.) sólo quedan desplantes alrededor de la edificación, lo que pudo ser ocasionado por construcciones en el lugar del siglo XX, y aparentemente hay una cuarta fase.
Añadieron que en octubre pasado fue hallado el cráneo de un adulto de sexo masculino, junto al cual se encontró un bezote que debió portar en el labio.
De igual forma, destacaron, debido a la importancia de este descubrimiento el Consejo de Arqueología decidió abrirlo a la vista del público, por lo que se harán las adecuaciones necesarias para abrirla como una ventana arqueológica, con todos los beneficios que implica, con miras a la calle de Ricardo Flores Magón.
jram