Los nervios de los italianos están de punta de cara al referéndum del próximo domingo, en el que se decidirán aspectos fundamentales de la Constitución y según se incline la balanza, el Ejecutivo del premier Matteo Renzi podría caer después de tres años de equilibrio, algo inusual en la península, marcada por una constante inestabilidad: 63 gobiernos en sus 70 años de democracia.
Algunos analistas creen que si cambia la Constitución se podría allanar el camino hacia una suerte de Brexit a la italiana, es decir, una separación del país de la Unión Europea, pues la principal fuerza de oposición es liderada por el personaje antisistema, Beppe Grillo, y su partido el populista Movimiento Cinco Estrellas ya promete un referéndum sobre la pertenencia de Italia al euro.
Renzi, partidario de las modificaciones, advirtió días antes de la consulta que un eventual rechazo de los cambios propuestos implicaría una defensa de “la casta”, como se refiere en clave de parodia a la llamada “partidocracia”, encabezada por los más impresentables políticos tradicionales, a la que algunos expertos culpan de parte de los problemas de ingobernabilidad que ralentizan todos los proyectos reformistas recientes.
Los sondeos –en los que ahora nadie cree– indican que el “no” está a la cabeza, pero el alto número de indecisos (la cuarta parte) genera un alto grado de incertidumbre que ha repercutido en la volatilidad de los mercados.
“Por el momento no existe para Italia un riesgo de salida de la Unión Europea, como para Gran Bretaña”, afirma en una entrevista a 24 HORAS el politólogo italiano Pietro Vento, que dirige la empresa de encuestas Instituto Demópolis.
El referéndum de todas maneras ha desatado muchas pasiones y dividido a la opinión pública. Muchos ciudadanos consideran que al votar estarán enjuiciando a Renzi y sus políticas, aunque formalmente se pretende adelgazar al “obeso” Senado, que cuenta con mayor influencia que la Cámara de Diputados, reduciendo los privilegios de un sector de políticos acostumbrados a un sinfín de privilegios, pero también de recortar los poderes de ese órgano legislativo.
“Lo preocupante para muchos es que siete millones de italianos no saben con certeza hacia dónde se inclinarán y cinco millones aseguran que ignoran si acudirán a las urnas, lo que torna imposible predecir el resultado”, afirma Vento.
El parlamento italiano es bicameral, pero en los últimos años ha habido un estancamiento porque los proyectos suelen pasar –como en un juego de ping-pong- de un órgano a otro, alargando su aprobación “ad infinitum”.
Irónicamente, aunque Renzi parece tener buenas intenciones, el referéndum no apunta a resolver los graves problemas de Italia según The Economist, que señaló hace poco que los ciudadanos deberían inclinarse por el “no” porque el país “necesita desde luego, reformas, pero no las que se le ofrecen”.
Temerosos de que les suceda lo que a los británicos con el Brexit o a los estadunidenses con Donald Trump, los italianos han buscado por todos los medios –incluyendo por supuesto al popular explorador Google- informarse sobre el trasfondo de las propuestas del referéndum.
Según el encuestólogo Pietro Viento, los sondeos revelan que “es aún muy bajo el porcentaje de ciudadanos que declaran haber entendido los cambios previstos por la reforma”.
Frente a esta demanda, ProntoPro.it, una start up aprovechó para ofrecer un servicio de orientación a un precio no muy bajo, aun para los estándares italianos de 145 euros la hora (más de tres mil pesos mexicanos).
Marco Ogliengo, fundador y directivo de la firma italiana, aclaró a 24 HORAS que “nuestro servicio no nació por la sensación de peligro advertida en Italia, sino por la dificultad de comprender los temas que engloba el referéndum”, reconociendo que “la confusión de los italianos en torno a la sustancia de la reforma es bastante alta”. Lo curioso es que muchos muestran estar “instruidos y muy bien informados sobre el referéndum”, pero sólo “solicitan una consulta sobre tecnicismos y las cuestiones más complicadas de la reforma”, afirma.
Lo que es cierto es que una victoria del “sí” sería un espaldarazo para Renzi, “quien consolidaría su peso y poder como jefe de Gobierno y líder del Partido Demócrata”, opina Vento. Por el momento es un alivio que los sondeos descarten un riesgo de un regreso al poder de Il Cavaliere Silvio Berlusconi, una especie de Trump italiano, pues el Partido Democrático de Renzi acapara un tercio de los votos y otro tercio el partido de Grillo.
“Difícilmente Berlusconi, que ha cumplido 80 años hace dos meses, podría ser de nuevo un candidato con esperanzas de éxito”, apunta el politólogo.
Hace dos años que Matteo Renzi inició esta aventura y cuando obtuvo el “sí” en ambas cámaras cometió un error muy grave: convirtió el sufragio popular en un referéndum sobre su persona. Amenazó: “Si pierdo, no me quedaré a ser el simple administrador del statu quo”.
El desenlace es impredecibl, y para beneplácito de quienes temen un avance de la ultraderecha y de los movimientos separatistas en el mundo, Italia no parece estar contagiada por esta fiebre… por ahora.
¿En qué consiste la reforma?
Se reducirá de 315 a 100 senadores y sus funciones serán sólo honoríficas. Ya no podrían votar sobre todas las leyes ni tampoco serían elegidos directamente por la población.
El Senado, que tendrá que ser de mayoría gobernante, ya no le podrá retirar su confianza al gobierno.
Sus miembros en el futuro serán funcionarios regionales o alcaldes y con ello tendrían dos trabajos a tiempo completo.
¿Qué dicen las encuestas?
45% y 51% darán el sí, y entre el 49% y el 55% el no, aunque con un gran número de indecisos. Para el premier Renzo será clave el voto del extranjero.
Cuál es el problema
El país sufre, entre otras cosas, una baja productividad, nepotismo y corrupción. La economía lleva años a la baja y el crecimiento en 2017 será sólo de 0.9%. Además, con el 133 por ciento del PBI, Italia es el segundo país más endeudado de la Eurozona, justo después de Grecia. Desde hace años, sufre una crisis bancarias que no ha terminado de cerrarse. Los bancos tienen créditos morosos por 300 mil millones de euros.
Cuáles son los peores escenarios?
Italia es la tercera economía de la zona euro y de seguir teniendo problemas podría arrastrar a otros Estados. Un paquete de rescate europeo como en el caso de Grecia no funcionaría en el caso de Italia, porque tiene demasiado peso en la Eurozona.