ROMA. El primer ministro italiano Matteo Renzi se jugará su futuro político en el referéndum sobre reformas a la Constitución convocado para este domingo y en el que podrán votar los italianos mayores de 18 años, residentes en el país y en el extranjero.
La consulta pide votar “Sí” o “No” a la enmienda presentada por Renzi que propone poner fin al bicameralismo perfecto (las dos cámaras parlamentarias tiene los mismos poderes), al disminuir las funciones del Senado, que se convertiría en un órgano de representación territorial sin capacidad de dar o negar su voto de confianza al Ejecutivo.
La propuesta también contempla reducir el número de senadores de los actuales 315 a 95, que ya no serían elegidos por voto directo de los ciudadanos, ya que 74 serían designados por los consejos regionales y 21 por los alcaldes, con la prerrogativa para el presidente de la República de nombrar a otros cinco, para llegar a 100.
La reforma contempla desaparecer a los senadores vitalicios, hasta ahora elegidos por el jefe de Estado entre personalidades que se han distinguido en los campos de la cultura, artes, ciencia o social.
El objetivo es dar mayor gobernabilidad a Italia, un país que desde 1946 ha visto desfilar a 65 Ejecutivos y en el que la necesidad de que las leyes sean aprobadas tanto por los diputados como por los senadores ha provocado en varias ocasiones bloqueos institucionales.
Los críticos de la reforma propuesta por Renzi, sin embargo, señalaron que el bicameralismo perfecto nació con la Constitución de Italia aprobada tras el fin de la Segunda Guerra Mundial para evitar nuevas dictaduras como la de Benito Mussolini.
La semana pasada el semanario británico The Economist, considerado “la Biblia” del liberalismo económico, se dijo partidario del “No” al argumentar que las reformas podrían abrir la puerta a un “hombre fuerte”, en un país que produjo a Mussolini y a Silvio Berlusconi y que es particularmente “vulnerable” a los populismos.
The Economist opinó que el riesgo del “plan de Renzi” es que el principal beneficiario sea al cómico Beppe Grillo, líder del Movimiento 5 Estrellas, considerado por algunos como “populista” y favorable a que el país abandone el euro.
Pero, en el referéndum del próximo domingo también está en juego el mismo futuro político de Renzi, quien hace menos de un año se puso la soga al cuello al anunciar -en el momento en que gozaba de mayor popularidad- que renunciaría en caso de que su reforma no fuera aprobada.
De inmediato sus enemigos políticos le tomaron la palabra y lo llamaron a dimitir en caso de derrota.
Con el tiempo el frente por el “No” creció hasta englobar a un “revoltijo” (como lo llamó Renzi) que incluye a la derecha de Berlusconi, a la xenófoba Liga del Norte, al Movimiento 5 Estrellas, a la extrema izquierda y a la disidencia del Partido Democrático del propio primer ministro.
Protagonistas de primer plano de la coalición del “No” son varios exjefes de gobierno, desde el excomunista Mássimo D’Alema y el propio Berlusconi, hasta el excomisario europeo Mario Monti.
El miércoles, otro ex primer ministro, el expresidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, anunció que votaría “Sí”, pero en su argumento demolió la reforma a la que consideró “sin la profundidad y la claridad necesarias”.
Criticó que una “modesta” reforma constitucional haya sido transformada “en un reto a favor o en contra del gobierno”, y dijo que esa “pelea” ha dado hacia el exterior una imagen de debilidad del país, independientemente del resultado del referéndum.
Prodi se lanzó en especial contra un liderazgo “exclusivo, solitario y excluyente” personificado por Renzi, a quien no mencionó de manera directa.
El analista Riccardo Barenghi declaró que votará por el “No” debido a dos razones: la primera porque no está convencido del contenido de la reforma y la segunda que no “ama políticamente” a Renzi ni aprueba su manera de gobernar y comportarse.
Y es que Renzi, de 41 años, no fue electo de manera directa por los italianos, sino que llegó al gobierno con la aprobación parlamentaria al derribar en febrero de 2014 al Ejecutivo de Enrico Letta, de su mismo partido, por considerarse como el único capaz de llevar a Italia por el camino de las reformas.
“Votar ‘No’ es también un voto contra Renzi, porque él quiso que así fuera personalizando en exceso el referéndum. El primer ministro puede provocar simpatía o antipatía, pero ha hecho de todo para ampliar el frente de quienes no lo soportan”, dijo Barenghi.
En el referéndum también se preguntará a los italianos si están de acuerdo o no en la desaparición del Consejo Nacional de Economía y Trabajo (CNEL), creado por ley en 1957, que promueve iniciativas legislativas y expresa opiniones bajo pedido del gobierno, pero que en la actualidad es considerado superfluo y costoso.
Asimismo, los italianos deberán decir si están de acuerdo o no en la reforma del Título V de la Constitución, para devolver algunas competencias al Estado y a la Cámara de Diputados y evitar duplicidades con entes territoriales.
Frente a los sondeos que dan como ganador al “No”, Renzi se ha apresurado a decir que el referéndum no es sobre su persona, pero según el filósofo y exalcalde de Venecia, Massimo Cacciari, de frente a una derrota al primer ministro no quedaría otra salida que la renuncia.
A nivel internacional, sin embargo, diarios como The New York Times o el británico Financial Times pidieron al primer ministro italiano no renunciar en caso de triunfo del “No”, e incluso el segundo advirtió que una derrota de Renzi llevaría al colapso del euro. JMS