El desdén expresado por Donald Trump sobre la posibilidad de que haya habido alguna interferencia proveniente de Rusia en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre, no es compartido por la clase política en Washington, la mayoría de la cual se toma el tema muy en serio.

 

Esta vez, el líder de los republicanos en el Senado de Estados Unidos, Mitch McConnell, cargó contra el “hackeo” ruso a la elección presidencial y apoyó una investigación, incluso aunque el Presidente electo minimizó los temores acerca del asunto.

 

“Cualquier violación exterior de nuestras medidas de ciberseguridad es preocupante y condeno firmemente tales hechos”, dijo McConnell en una conferencia de prensa. “Esto no puede ser un tema partidista”, agregó.

 

El legislador afirmó que “desafío la creencia” de que los republicanos serán reacios a investigar estas actividades, que habrían intentando ayudar a Trump, según se reportó. “Los rusos no son nuestros amigos”, señaló.

 

“¿Pueden imaginar si los resultados de las elecciones hubieran sido al revés y NOSOTROS hubiéramos intentando jugar la carta de Rusia/CIA? ¡Lo habrían llamado teoría de la conspiración!”, escribió el Presidente electo ayer en su cuenta de Twitter.

 

En un segundo tuit afirmó que “A no ser que uno sorprenda a los ‘hackers’ en el acto, es muy difícil determinar quién está detrás. ¿Por qué no salió esto a la luz antes de la elección?”.

 

En su tercer tuit del día, Trump dirigió sus ataques contra el contrato de defensa del Gobierno con la empresa Lockheed Martin para fabricar la nueva ronda de aviones F-35. “El programa F-35 y sus costes está fuera de control. Miles de millones de dólares pueden y serán ahorrados en gastos militares y de otro tipo tras el 20 de enero”, dijo sin ofrecer más detalles. AGENCIAS