La argumentación es de Pablo Gómez, quien de temas legislativos sí que sabe y que alguna experiencia ha tenido –desde el otro lado de la mesa– en relación con los militares.
Según el perredista, lo que está pidiendo el general Salvador Cienfuegos para las Fuerzas Armadas –una ley que les resuelva esa situación en que se encuentran, de ser a la vez ejército y policía– es imposible de otorgárseles.
Para ello, habría que subvertir la Carta Magna, inventar una institución que fuera a la vez policía y ejército y –por si fuera poco– situarla al margen de los derechos de la gente.
Según Pablo Gómez –partícipe del movimiento estudiantil de 1968–, no hay necesidad de hacer una reinterpretación de la “seguridad interior” (precepto que lleva vigente 200 años, desde la fundación del México republicano).
-¿Para qué hacer una ley que convierta al Ejército y la Armada en cuerpos policiales? –, pregunta.
-Pues para otorgarles facultades que no tiene la policía y que serían contrarias a los derechos fundamentales y sus garantías, establecidas en la Carta Magna. Eso es lo que se busca–, responde él mismo.
El secretario de la Defensa afirmó que los militares preferirían ser acusados de desobediencia a tener que enfrentar procesos por delitos relacionados con violación de derechos humanos: “Les sale más barato”, adujo. O sea, por cumplir órdenes se atropellan derechos.
¿Acaso la solución debería consistir en que no se emitieran órdenes contrarias a la ley y se respetara a los seres humanos? Eso sería lo más elemental bajo un Estado de derecho, ¿o no?
El ex diputado, ex senador y ex presidente del PRD sostiene que “el fracaso del gobierno se ha convertido en ocasión para otorgar a las Fuerzas Armadas las prerrogativas que éstas han estado exigiendo, tales como retención de detenidos, intervención de comunicaciones, acceso a datos protegidos, detenciones sin orden judicial, etcétera”.
Bajo un Estado de derecho, alega Gómez, el gobierno no puede declarar la guerra a sus propios ciudadanos que no están levantados en armas, sino que frente a la violencia debe otorgar garantías a todos para que la ley se cumpla y se logre defender a la sociedad, en especial la vida de las personas.
Para el perredista, la solución al dilema en que se encuentran las Fuerzas Armadas no está en lo que pide el general Cienfuegos, sino en la minuta que sobre el tema fue enviada –el sexenio pasado– por el Senado a la Cámara de Diputados e ilegalmente congelada por ésta, pues nunca se votó en San Lázaro.
Y quedó congelada por la inconformidad de los militares y de Felipe Calderón. Es cosa de echarle un vistazo y mirar los porqués.
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A BAILAR Y A “PERREAR” UN RATO.- Los panistas Fernando Yunes y Jorge Luis Lavalle se llevaron la tarde en el convivio navideño con los trabajadores de limpieza y mantenimiento del Senado.
Y es que tanto el veracruzano como el campechano sí que bailan sabroso. Si no, que lo digan las trabajadoras que se los pelearon –¡de una en una!, pedía a gritos Layda Sansores– para echar un buen son.
Aunque valga decir que, al final, Lavalle se llevó más piropos. ¡Fanfarrias!, pidió para él su paisana.
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GEMAS. Obsequio del gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, a mujeres indígenas: “Ya les dije que duerman con su ropa porque producen muchos chamacos”.