El Kremlin respondió que todo el asunto es “ridículo”, pero los servicios secretos estadunidenses creen que el presidente ruso, Vladimir Putin, se involucró personalmente en las maniobras para influir sobre el resultado de las recientes elecciones presidenciales ganadas por Dondald Trump.
El gobierno ruso juzgó como “una tontería ridícula” la denuncia. “No puede tener ningún fundamento”, dijo el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov. Y Trump se preguntó en Twitter por qué la Casa Blanca tardó tanto en actuar.
La cadena NBC cita fuentes anónimas de alto rango de los servicios de inteligencia y asegura que tienen un alto grado de seguridad de que Putin dio las instrucciones para publicar 33 mil c0correos electrónicos internos del Partido Demócrata. Se trata de información nueva que procede de fuentes diplomáticas y de espías que trabajan para aliados de Estados Unidos.
El despiste demócrata permitió a Los Duques moverse a sus anchas por las computadoras del partido durante casi siete meses y penetrar en la máquina de John Podesta, el jefe de campaña de Hillary Clinton. No fue hasta que Wikileaks irrumpió en la campaña que los demócratas empezaron a reaccionar, pero ya era demasiado tarde.
Ahora los demócratas pretenden que los miembros del colegio electoral que han de elegir al 45 Presidente conozcan los informes de la CIA y el FBI para que voten en conciencia. Larry Lessig, un profesor de Harvard, aseguró en Político que le consta que al menos veinte votantes republicanos están dispuestos a no votar por Trump. Para dar la vuelta al resultado hacen falta 37 deserciones.