PHOENIX. El cruce de niños y familias centroamericanas en la frontera sur ha aumentado notablemente en los últimos meses por el temor de perder una última oportunidad de hacerlo en la Presidencia de Donald Trump y las cifras amenazan con desbordar la capacidad de las autoridades estadounidenses.

 

Petra Falcón, directora de Promesa Arizona, dijo a Efe que el miedo está impulsando a los inmigrantes a cruzar las fronteras, porque están a la expectativa de los cambios que se pondrán en marcha a partir del 20 de enero próximo, cuando tome posesión Trump.

 

“Los inmigrantes saben que va a estar más pesada la vigilancia, pero es una situación frecuente, pues, cuando quieren meterle más miedo al país, (dicen) que si los inmigrantes son asesinos o ladrones, y mucha más gente es la que cruza”, comentó.

 

Según datos del Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de EU (CBP, en inglés), en los dos primeros meses del presente año fiscal, que comenzó el pasado 1 de octubre, 93.405 indocumentados fueron detenidos al intentar cruzar la frontera, de los cuales 14.128 eran menores sin la compañía de un adulto y 28.691 formaban parte de unidades familiares.

 

En el caso de los menores de edad, estas cifras suponen un aumento del 34 % en relación al año fiscal pasado y del 60 % sobre el de 2014, cuando la Administración del presidente Barack Obama reconoció que tenía dificultades para atender la “crisis humanitaria” que supuso la avalancha de centroamericanos.

 

Pero el caso es todavía peor si se comparan las cifras de familias que llegaron en los dos primeros meses de ese año fiscal 2014 y las actuales, al multiplicarse por cinco su llegada a la frontera con México al pasar de 5.200 a 28.691.

 

Aunque si bien es cierto que en el año fiscal 2014 la mayor avalancha se produjo durante la primavera, en estos primeros meses del presente año fiscal la cifra de familias es similar a la de entonces (29.102 personas), a pesar de que el clima no acompaña.

 

Pero el miedo a lo que pueda suponer la llegada de Trump a la Casa Blanca parece estar empujando a los indocumentados a cruzar la peligrosa zona fronteriza, incluso a los padres que envían a sus hijos, todavía menores de edad.

 

“No debe sorprendernos que estos niños sigan viniendo en números sin precedentes”, lamentó recientemente la presidenta de la organización humanitaria Kids In Need of Defense (KIND), Wendy Young.

 

Precisó que se trata principalmente de niños de El Salvador, Guatemala y Honduras.

 

Según CBP, 68.541 menores inmigrantes no acompañados cruzaron la frontera en el año fiscal 2014. Al siguiente año fiscal la cifra cayó a 39.970, pero ya en los últimos meses del pasado ejercicio aumentaron y se alcanzaron al final los 59.692 menores.

 

Esta tendencia se ha incrementado desde el pasado 1 de octubre, en coincidencia con las últimas semanas de una campaña electoral en la que el tema migratorio jugó un importante papel.

 

Organizaciones pro-inmigrantes vinculan con las políticas antiinmigrantes prometidas por Trump, como la construcción del muro fronterizo, las deportaciones masivas y la eliminación del alivio migratorio de Obama para miles de jóvenes indocumentados.

 

En previsión a esta nueva avalancha de indocumentados, CBP decidió abrir dos centros de detención temporal en las localidades texanas de Donna y Tornillo, ambos con capacidad para 500 personas.

 

Francisco Martínez, voluntario del grupo Ángeles del Desierto, dijo a Efe que el presidente electo es el principal causante del fenómeno: “Los inmigrantes quieren estar dentro del país antes de que llegue al poder Trump, porque saben que ha amenazado con leyes duras y prometió reforzar las fronteras”.

 

“Están asustados con el muro, se la están jugando, prefieren exponerse ahorita que después”, aseguró. JMS