He criticado abundantemente el vicio, muy propio de los estamentos culturales mexicanos, de prenderse a la yugular de los recursos públicos, tal y como si los ciudadanos tuvieran una deuda eterna con los creadores por el hecho de que se dedican a la ocupación sublime del arte. Hay en esa actitud, me parece, una mezcla de arrogancia y avorazamiento muy poco enaltecedora; una actitud de egoísmo, incluso mezquina. Pero la Navidad queda a tiro de piedra y parece una buena ocasión para recordar que eso que se llama Cultura, en México, es pese a todo un mundo luminoso, una de nuestras posibilidades de optimismo, y que esa luminosidad tiene que ver con numerosos factores, desde la inversión pública bien hecha –que desde luego también la hay– hasta la creciente participación privada, pero también a la generosidad de ciudadanos capaces de agruparse y hacer algo por sus semejantes sin que medie el interés.
Pienso en esto cuando leo que cumple siete años la Brigada para Leer en Libertad, fundada por la promotora Paloma Sáiz y el escritor Paco Ignacio Taibo II con la idea de promover la lectura, un objetivo que persiguen, no hay otro modo de decirlo, con verdadero furor y sobre todo con generosidad. La Brigada ha hecho de todo: conferencias por centenares, ferias, donaciones de bibliotecas, remates de saldos editoriales (notable idea, y me consta porque he tenido la suerte de intervenir en alguno), lecturas en voz alta, regalos masivos de libros y hasta una página, http://brigadaparaleerenlibertad.com, donde es posible descargar una importante cantidad de títulos de manera gratuita, incluidas algunas verdaderas joyas, desde clásicos como Espartaco de Howard Fast o Diez días que conmovieron al mundo de John Reed hasta piezas inusuales de Hans Magnus Enzensberger, Vassili Grossman o el propio Taibo.
Una observación más: también se refleja en la Brigada lo de luminoso que puede encontrarse en nuestras izquierdas. He criticado abiertamente las corruptelas de entornos como Morena o las propensiones mesiánicas de figuras como Marcos o AMLO, a quien Taibo ha sido abiertamente cercano. Poco importa: como sugiere la palabra libertad que le da nombre a la Brigada, no tenemos que estar de acuerdo por sistema compartir causas esenciales. La de la solidaria, optimista, luchona y trotamundos Brigada de Sáiz, Taibo y los muchos ciudadanos que se les han unido es irreprochable. Más: es indispensable, siempre y sobre todo en estos tiempos de crisis y oscuridad.
Felices siete años.