Urbes latinoamericanas como Bogotá, Sao Paulo y Ciudad de México se han transformado en “Smart Cities” o Ciudades Inteligentes como “respuesta” a “presiones extremas” que enfrentan a diario, sobre todo en movilidad y seguridad, según un estudio que examina la situación de otras 19 metrópolis mundiales.
El “Smart City Playbook“, encargado por la tecnológica Nokia a Machina Research, analizó los esfuerzos de Gobiernos destacados por incluir la tecnología en su administración, entre ellos los de las ciudades latinoamericanas, y otorga calificaciones a cada uno en aspectos como inteligencia, seguridad y sostenibilidad.
“Las hemos seleccionado porque tienen diferentes tamaños, geografías y niveles de progreso en términos de ‘inteligencia'”, explicó hoy a Efe Diana Coll, directora de Marketing y Comunicaciones de Nokia para América Latina, quien aseguró que la región tiene un interés particular por sus esfuerzos tecnológicos.
El informe destaca, precisamente, la presencia de cada vez más megaciudades latinoamericanas que están implementando la tecnología para enfrentar desafíos como la congestión vehicular, la calidad del agua y del aire, el desarrollo urbano informal o la economía.
Además, resalta los avances latinoamericanos en software predictivo en temas tan complejos como la seguridad, el control medioambiental o el desarrollo de aplicaciones encaminadas a mejorar la experiencia de los ciudadanos en sus trámites gubernamentales, aunque reconoce que aún faltan propuestas concretas.
“Las ciudades de América Latina están todas en un momento de planeación y de desarrollo de algunas iniciativas específicas. Ahora viene el momento de la ejecución real”, añadió Coll.
Ciudad de México, de acuerdo con el informe, es la urbe latinoamericana con mayor desempeño, gracias a sus ampliamente conocidos programas de seguridad y control de la calidad del aire, que Coll destacó en su presentación del informe en Bogotá.
El documento otorga a la capital mexicana 3 puntos en la categoría “inteligente”, 5 en “seguridad” y 4 en “sostenibilidad”, siendo 1 un nivel “subdesarrollado” y 5 “altamente desarrollado”, aunque aclara que cada urbe tiene sus particularidades y el desarrollo de tecnologías responde a sus principales desafíos.
Precisamente, Sao Paulo recibe 1, 2 y 2 en las mismas categorías, respectivamente, mientras Bogotá 3, 0 y 3, lo que Coll atribuyó “no a que una ciudad sea mejor que otra” sino a “un reflejo” de los intereses de cada urbe por solucionar sus desafíos a través de la tecnología.
Coll también destacó los avances en otras ciudades como Curitiva (Brasil), Medellín (Colombia), Buenos Aires o Santiago, en “donde los Gobiernos han desarrollado aplicativos o soluciones de software para determinados problemas, pero es necesaria su ampliación”.
En el informe, destacó Coll, también se hace un llamado a los distintos sectores en cada ciudad evaluada (el público, el privado, los ciudadanos y los “partners”) para la consolidación de programas que permitan una “plataforma de colaboración abierta” y así la creación de más “Smart Cities”.
En general, en el estudio se destaca además el impacto que tendrán las ciudades inteligentes en la manera que tendrán las personas para interactuar con la tecnología, teniendo en cuenta que se espera que 9,7 mil millones de “cosas” conectadas serán usadas por ciudades inteligentes.
Asimismo, las proyecciones contempladas en el estudio hablan de que el 75 % de la población global se conectará a servicios TIC hacia 2030, 66 % de la población global vivirá en ciudades hacia 2050 y el impacto económico anual del uso de aplicaciones para las ciudades en 2025 llegará a los 1,6 billones de dólares.
El informe analizó la situación de Auckland, Bangkok, Barcelona, Berlín, Bogotá, Bristol, Cape Town, Cleveland, Delhi, Dubai, Jeddah, Ciudad de México, Nueva York, París, Pune, San Francisco, Sao Paulo, Shangái, Singapur, Tokio, Viena y Wuxi.
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